La preferencia que tienen los servidores públicos para dar
empleos a familiares o amigos, sin importar el mérito para
ocupar el cargo sino su afinidad, lealtad o alianza, es una
fórmula de favoristismo, una práctica de meritocracia y cuyo
uso negativo conduce, inexorablemente, a la corrupción. Y
estas situaciones se están dando aquí, en Ceuta.
Cualquier práctica de “enchufismo”, de tendencia a favorecer
a familiares y personas próximas o afines en cargos, premios
o trabajos, es un ejercicio malsano que Mohamed Alí ha
definido como “mercadería miserable” y que supone la
aberración a un sistema de igualdad, mérito y capacidad,
cuando no, de anticonstitucional derecho al trabajo para su
acceso libre.
Restringir las opciones al empleo al carácter preferente en
las actuales circunstancias económicas para familiares y
amigos es una ignominia tal que conlleva al nepotismo
ilustrado. Una conducta deleznable, con nulos valores éticos
y sin escrúpulos. Algo tan despreciable como sus
protagonistas y promotores. Bien es verdad que España
siempre ha sido un país de pícaros pero que la picaresca
provengan de los cargos públicos es corrupción política pura
y dura.
Quien estampa su firma en una demanda de empleo en tales
circunstancias anómalas de ventajista comete el grave pecado
de favorecer arbitrariamente a personas en detrimento de
otras a las que se les margina por el simple hecho de no ser
afines, próximas o no mantener con ellas vínculo de ningún
tipo. Unos desfavorecidos, no por su incapacidad de aceder a
un trabajo sino por la prepotencia de la designación “a
dedo” de quien tiene potestad para ejecutarlo.
Por ello, cuando se hacen declaraciones grandilocuentes de
que se vende humo quien prometa 6.000 o 7.000 puestos de
trabajo en Ceuta, o que ya se ha cerrado en el Ayuntamiento
la puerta de atrás y luego, se conducen con las conductas
que aquí denunciamos, representan la mayor farsa que se
puede protagonizar para reírse de la sociedad, del ciudadano
y del parado.
Esa conducta tan miserable, bien merece un correctivo por
impresentable socialmente y ruín a nivel individual. No cabe
prodigarse con estos métodos tan rastreros ni utilizar las
instituciones para este tipo de “favores” en una sociedad
dolorida, aniquilada, con el paro hasta unos niveles
insoportables.
Cometer estos excesos, bien merecen ser perseguidos de
oficio por quien corresponda por el uso y abuso del poder.
¿Cómo se van a hacer públicas ningunas listas, con los
nombres y apellidos que recogen?
Los “hijos de”, los “sobrinos de”, los primos de”, los
“hermanos/as de” colocados a dedo, son una vergüenza para
toda la ciudadanía en una Ceuta con un 40% de personas en el
umbral de la pobreza, con 7.000 personas (con cara y ojos,
como decía Rajoy al hablar de los parados) que acuden al
banco de Alimentos, con más de 13.000 parados, con un 73% de
desempleados jóvenes y con quienes recurren al IMIS porque
el elevado estado de necesidad les lleva a ello, es una
indecencia, una obscenidad y escandaloso. Las situaciones
que publicamos con los casos derivados de la Colaboración
Social y los Planes de Empleo en la que los que trabajan y
les recortan el sueldo, sustentan sueldos de desempleados
favorecidos por el Gobierno local.
Una situación de corrupción escandalosa, intolerable,
vergonzosa y, desde luego, indefendible, se mire por donde
se mire.
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