El cabeza de lista de la
candidatura de Unión Progreso y Democracia a las elecciones
europeas del próximo domingo ha dicho que “abstenerse de
votar es indultar a los corruptos”. Una forma muy gráfica de
expresión cuando el dinero turbio ha sido una constante en
los últimos meses con una proyección hacia Suiza evidente,
además de cómo se cuestiona la procedencia en cuanto a
financiación de los partidos políticos. En este caso, UPyD
tiene la legitimidad de proclamar los valores éticos tras
obtener la mejor calificación de la Oficina de Transparencia
Internacional, lo que supone en principio, validar sus
afirmaciones.
No abstenerse sí, pero también no votar las viejas fórmulas
que han provocado en el ciudadano la denominada
desafectación por la política y los políticos. De ahí que el
voto del domingo, haya de ser muy reflexivo y así se
proyectará su utilidad más allá de consignas vetustas,
denigradas por las conductas y que no han servido para
elevar nuestra ilusión ni para reactivar el empleo como la
ciudadanía demanda. En esta ocasión, el 25-M el voto joven
puede ser decisivo para decantar un resultado u otro, porque
el altísimo porcentaje de desempleados de menos de 30 años,
es una losa importantísima para cualquier partido y también
el de los empleados públicos, cansados de recortes,
elevación del IRPF y de presión fiscal. En este caso, más
allá de la factura del agua o la luz que a muchos ciudadanos
les ha supuesto un gran sufrimiento, puede ser que algún
partido haya de pagar en las urnas la factura de sus
actuaciones.
Sosa Wagner ha puesto énfasis en incentivar el voto y ahora
corresponde al ciudadano pensar, reflexionar, recordar y
votar.
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