Buenos días, Ceuta.
Vengo de un debate, en pequeño, del que he salido bastante
confuso.
Durante el debate, que trataba sobre la dimensión económica
del país, salió a colación el realizado por Arias Cañete y
Valenciano, o Valenciano y Arias Cañete, no se me vaya a
tachar de machista.
No veo qué razones tenemos en este país para insistir con un
concierto de opiniones dispares sobre un tema que, en el
fondo, no resulta beneficioso para el mismo y que ya hace
días pasó.
No veo por ningún lado, en la casta política ni en la
ciudadana, las propuestas de soluciones efectivas con las
que recuperar, realmente, la posición que el país debe tener
siempre: una posición de primera categoría.
En cuestiones económicas hemos entrado en el trance de la
privacidad, con la venta de España a los lobbies financieros
y ello puede traducirse en las palabras que Jordi Évole
consiguió sacar de personajes relacionados directamente con
la trama financiera internacional.
La cesión de empresas claves al sector privado, sobre todo
las viviendas de carácter social, sólo conduce al
desmembramiento del país en un grado bastante alto como apra
estar más que preocupados.
Considero, personalmente, que la actuación del Gobierno
respecto a la política económica, que lleva a cabo, es una
gran estafa al conjunto de la población.
Empecemos por las viviendas sociales.
El Gobierno, tanto central como el de las Comunidades, no
tiene ningún derecho a cambiar el ‘status’ social fomentado
con dinero de todos los españoles como son las viviendas de
protección oficial, para empezar.
Los casos de ventas de viviendas sociales a grupos de
inversores es una descomunal estafa a la ciudadanía, por
cuánto esta tiene preferencia en que se las ofrezcan en las
mismas condiciones que se las ofrecen a los lobbies
financieros participantes en las compras.
Como se manifestó en el programa de Évole, el Estado, o el
Gobierno de la Comunidad afectada, las vende a 65.000 euros
y quién las compra las revende a 160.000 euros… ¡una
barbaridad especulativa con grandes beneficios!
No sólo de viviendas vive el Gobierno sino que la deuda
pública sigue aumentando cada semana, con unos intereses
monstruosos, que me hace reflexionar si no están esquilmando
al país a cambio de qué.
Esta fuga hacia adelante, la de emitir cada semana paquetes
de bonos y/o deuda pública, llegará a un momento en que no
habrá vuelta atrás y el agujero se hará haciendo cada vez
más grande, mucho más.
El Gobierno se aplica al pronunciamiento de Balzac:
«Mientras más deudas se tienen, más crédito se tiene,
mientras menos acreedores se tienen, menos ayuda se puede
esperar», sin importarle, al parecer, cómo se devolverá esa
deuda acumulada y que llega hasta el 98 y pico % del PIB.
Lo gordo de todo esto es que la Seguridad Social va camino
de la bancarrota al ser la ubre de dónde saca, contra
corriente, la pasta el Gobierno para pagar los intereses de
esa deuda, más del 90% de su fondo de reserva está colocado
en pasivo público, rondando los 60.000 millones de euros y a
los beneficiarios legales, pensionistas, jubilados, etc.,
que le den…
Todo eso tiene una clara explicación: codicia especulativa.
No digo más.
Esto Gobierno no gobierna para el país, gobierna para el
capital especulativo. Mala cosa.
Rajoy y sus medios afines hablan constantemente de la
herencia, pero para explicar lo bien que va la economía no
comparan los datos de 2013 con el último año de Gobierno de
Zapatero (2011), sino con el primero de Rajoy (2012). Para
resumir, Zapatero dejó la deuda pública en el 61% del PIB y
ahora está en el 98%, hay un millón de parados más de los
que dejó Zapatero y el déficit -incluido el rescate
bancario- sigue siendo el más alto de Europa.
Sí que hay cosas que crecen en España, como la deuda
pública, la pobreza, las cuentas del entorno de Bárcenas y
las cuentas de resultados de los más ricos.
En fin, la vida sigue y yo también de momento.
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