Los bomberos extinguieron ayer un fuego en la cocina de una
vivienda del centro evitando que las llamas se propagaran.
Sobre las 12.00 horas el humo alertó a los vecinos de uno de
los bloques de la calle Agustina de Aragón. En el interior
del 2ºA se había prendido fuego, pero en la vivienda no
había nadie. Por eso, los vecinos llamaron al Servicio de
Emergencias 112, que trasladó el aviso al Servicio de
Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS). Rápidamente tres
vehículos, un todoterreno y dos camiones, se desplazaron
hasta el centro seguidos después por un tercer camión con
escalera, utilizado para las evacuaciones. En la escalera ya
había bastante humo y los bomberos accedieron a la casa
rápidamente para intentar controlar las llamas, primero con
un extintor para cercalas y luego con agua para
extinguirlas. En total se vertieron 300 litros para acabar
con el incendio y después se procedió a ventilar tanto la
vivienda como la escalera.
Las llamas no se propagaron
El origen del incendio, según la primera impresión de los
bomberos, pudo estar en un timbre con la caja de plástico
que la familia tenía tras la puerta de la cocina. No en
balde esta fue la primera que ardió y las llamas se
propagaron a unas sillas plegadas que se encontraban tras la
puerta. El intenso calor también provocó que se cayera el
techo de esta habitación y derritió una televisión que se
encontraba en la cocina. Sin embargo, la actuación de los
bomberos evitó que se propagara a otros electrodomésticos o
estancias de la casa. En total doce bomberos intervinieron
en esta actuación que se alargó casi una hora hasta que el
SEIS consiguió ventilar la estancia y la escalera.
Mientras en la calle, los vecinos se agolpaban para ver qué
ocurría. Y es que, el suceso despertó una alta expectación.
Decenas de personas preguntaban qué estaba sucediendo en el
interior del edificio, mientras que los vecinos del mismo se
asomaban asustados, preguntando qué ocurría. Por el patio
interior se veía salir el humo de la cocina, que fue donde
se originó el fuego del que no hubo que lamentar ningún
herido, ya que la vivienda se encontraba vacía.
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