Tengo clarísimo que, a mis
verdugos políticos, jamás los votaré, porque más mentiras no
caben en esta pantomima de democracia española. Por lo
tanto, en las elecciones europeas del próximo domingo 25 de
mayo, tampoco depositaré mi voto a favor de ellos, porque
“al enemigo ni agua”. Por lo que, intentaré con mi papeleta,
botarlos democráticamente de sus poltronas, por las muchas
presuntas fechorías políticas y de diferentes signos que han
cometiendo contra el pueblo español.
Aunque, lamentablemente, ciertos muchos ‘ilustres’ y menos
‘ilustres’ de la política, se han preocupado de hacer de la
política su profesión y oficio, al poder ejercer dicha labor
cualquiera con menos luces que el rucho de mi compadre. Y al
ir todos a una, que no es otra que, por su España y olé.
Procuran a través del tráfico de influencias y de otros
muchos chanchullos que se cocinan ejerciendo la política…
tener muy bien abrigadas sus barrigas, para evitar penurias
y calamidades el resto de sus días…
Usted, estimado lector, cuando vote el domingo, hágalo según
le dicte su conciencia y honor de acuerdo a cómo le haya ido
con ellos. Pero es evidente, según está la política
española, que se ha de votar para alcanzar el bienestar
común de todos los habitantes de los pueblos que cohabitan
en esta autonómica y plural España, antes que el bienestar
individual cazoletero. Porque los que salgan elegidos, serán
y representarán lo que usted decida en las urnas.
Por ello, deberá tener muy presente que, algunos de los
elegidos en anteriores comicios, tras jurar cumplir y hacer
cumplir las leyes sobre la Biblia o encima de un cacho de
papel. Desde sus poltronas con despachos muy bien amueblados
y aclimatados, nos la metieron doblada y sin vaselina.
Habiéndose llegado a ser lo que es esta presunta España de
escarabajos y cucarachas peloteras, gracias a la elección
electoral que se hizo. Así que, vuélvalos a votar porque
para el 2015 han anunciando que bajarán los impuestos y
crearán los puestos de trabajo que prometieron si ganaban
las elecciones generales pasadas.
Y como a partir de ya, todo será jauja en España. Ni Arias
Cañete ni Rubalcaba… tendrán por qué comerse más yogures
caducados, ni los pobres tendrán que acudir a los
contenedores para rebuscar de la basura alimentos pasados de
fecha o en mal estado. Ni tampoco irán a Cáritas para ser
socorridos de la hambruna, como la que azota a los millones
de parados existentes en esta hipócrita España de
crucifijos, mantillas y peinetas.
Por lo tanto, los poderes políticos gracias a usted, son los
abanderados de esta sociedad de la Marca España. Así que,
actúe en consecuencias, para que después de estas elecciones
europeas, no vuelva a quejarse diciendo que “todos son
iguales”. Porque no es así, ya que unos son presuntamente
más o menos que los demás. Debiéndole recordar que, España,
hasta ahora y desde que se abrió la veda al inicio de este
periodo constituyente, está colmada de rateros de cuello
blanco. A los que les importa un rábano la salud, educación
y bienestar de usted y de los suyos.
Consecuentemente, pienso y creo que, un político y su
política, deber ser el espejo donde el pueblo se refleje por
su luz, transparencia y claridad. Pero nunca lo más vil de
la hipocresía, falsedad, mentira, engaño, estafa, atropello,
manipulación y atentado contra los elementos básicos de toda
población. Siendo actualmente los pueblos españoles
cristales rotos en manos de los gobernantes de todas las
ideologías reinantes en esta presunta España política
amoral, cínica, fascista, depredadora, conspiradora y
represora de los derechos humanos más primordiales.
Por ello, salvo fuerza mayor que me lo impida, el domingo
iré a depositar mi voto. Pero se lo entregaré a aquella
formación, cuya bandera no esté manchada de sangre, de
procesos judiciales ni de sentenciados por tortura, saqueos,
mangoneos, extralimitaciones y violaciones de las leyes y
demás tropelías inquisidoras del poder mercenario y fáctico
del capitalismo más burdo y cruel. A los que hay que
botarlos de sus sagrados prostíbulos hasta a latigazos
democráticos, emulando a Jesucristo cuando expulsó a los
mercaderes del suyo sin contemplación alguna. Porque la
corruptela política existente actualmente, es la peor plaga
que le puede caer encima a las nuevas generaciones y a la
población en general. No deseando, con mi actitud
democrática, que quepa la posibilidad de acercarme a la
postura del periodista y político francés, George Clemenceau,
el que dijo: “Cuando un político muere, mucha gente acude a
su entierro. Pero lo hacen para estar completamente seguros,
de que se encuentran de verdad bajo tierra”. Descanse en su
paz interna y externa. Amén.
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