Buenos días, Ceuta.
Mucho tiempo sin tocar una sencilla tecla que ensucie esta
ventana deja a uno con cierto deje de tristeza pero que no
llega a la angustia.
Esta, la angustia, anda por otros derroteros.
Hemos entrado en una espiral sorprendente en vísperas de
unas elecciones políticas en las que se juega algo más que
elegir a quienes nos representarán en el Parlamento europeo.
Ese Parlamento que ha dado por pasarnos por el forro.
El asesinato de la presidenta del PP de León, me centraré en
este cargo y me olvidaré de los otros doce, ha resultado ser
un punto no culminante del giro que está ofreciendo,
últimamente, la política en este país.
Estoy totalmente en contra de estas actitudes criminales,
vengan de donde vengan y aunque estén refrendadas por el
peso de la Ley, y sobre esto no voy a profundizar, aunque sí
a preguntar el por qué de no haber igualdad de oportunidades
para quienes mueren por causas económicas y políticas
desatadas por el sistema capitalista y liberal que, hoy por
hoy, domina el panorama de nuestro maltrecho país y no
reciben por igual esas honras fúnebres, nada más.
Seguro que mis queridos e hipotéticos lectores entenderán lo
que quiero manifestar.
Por otro lado, no veo ninguna ética periodística en esos
medios de comunicación, afines al equipo de este Gobierno de
derechas, que sacan a relucir los tuits de Twitter donde
mencionan negativamente a la fallecida presidenta del PP
leonés.
De alguien que escribe en Twitter y que apenas atrae a 400
seguidores, lo convierten en una estrella mediática con más
de 600.000 o 1.000.000 de seguidores…, sólo por mencionarlo
en sus artículos o programas televisivos. Ni el Gran Hermano
lo superaría, como diría el Gran Wyoming.
Con esto quiero decir que considero más dañina la publicidad
que hacen esos medios de comunicación afines al Gobierno de
derechas de este país que el propio tuit con sus opiniones
generalizadas en vez de la individualizada, patente de
Twitter y que no tenían peso en el conjunto nacional hasta
que fueron mencionadas.
Otro chisporroteo de esa espiral que menciono al principio
está en ese esperpento político que han dado en denominar
‘gran coalición’.
Si es cierto ese interés de que dos partidos totalmente
contrapuestos, en teoría, se unan en una gran coalición… que
se levante Pablo Iglesias, por un lado, y Paco Franco por el
otro y los tres nos vayamos de parranda ibérica.
Imagino que los socialistas, los de verdad, se estarán
mordiendo las uñas de ver a quién tenían idealizado (Felipe
González) hacer esas manifestaciones… romper por completo
las esperanzas de quienes la depositaron en un partido es
peor que cualquier asesinato impredecible, y no me refiero
expresamente al de la presidenta del PP leonés.
Costará mucho resurgir, como cierta ave llamada Fénix, a un
partido con unas siglas históricas y que ahora quiere ser
Partido Simbólico de la Opulencia Española.
Aunque Rubalcaba se empeñe en quemar el carbón acenizado de
esa hecatombe política.
Que la economía va mejor…, será la de esos cuatro gatos
pardos y nunca será la del 86% de los españoles. Esto lo
certifico yo.
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