En política, a veces la memoria es débil o los políticos,
con aquél axioma de que aquélla hace extraños compañeros de
cama, se envuelven en un halo de cinismo mayúsculo y son
capaces de negar la mayor sin inmutarse. En un ámbito de
necesarias ayudas, de complementarse, de la necesidad que
tiene Ceuta por sus características de las subvenciones del
Estado, Juan Vivas en la vorágine de una campaña electoral
mustia, se empeña en salirse de contexto y disparara “boutades”,
radicalizando su discurso.
No le duelen prendas, con gesto irreconocible y cicatero, en
olvidar todas sus lisonjas, aquéllos piropos hacia el
Gobierno socialista de Madrid que le llevó a tal estado de
entusiasmo que cuando escuchábamos sus discursos, parecía
más socialista que el ministro visitante de turno o que el
propio Zapatero al que ahora critica con sus palabras.
Aquéllos entusiasmos eran consecuencia de lo que Juan Vivas
denominaba “lealtad institucional”, la misma que ahora obvia
intencionadamente para subirse al carro del ataque a quienes
él mismo alabó en unos discursos que desprendían un
“peloteo” impropio de alguien del Partido Popular.
En este ejercicio de desvarío, Juan Vivas ha debido
olvidarse de cuando dio la nota entre sus compañeros del
Partido Popular y, en vez de oponerse al modelo de
financiación autonómica socialista, mandó a Paco Márquez
para que lo apoyara, desmarcándose de la ciudad hermana de
Melilla, “por el bien de Ceuta -dijo-”, cuya recompensa la
obtuvo en forma de mayor número de fondos que Melilla. En
aquél momento, Juan Vivas dijo que Ceuta estaba por encima
de su partido y, hasta llegó a insinuar que el propio
Mariano Rajoy entendía su postura, ya que la disidencia de
Ceuta con el resto de autonomías “populares” era una raya en
el agua.
No se puede olvidar Juan Vivas de su pasado reciente, de su
conducta de “peloteo” al PSOE por el bien de Ceuta, para
ahora denigrar a Zapatero y al Gobierno socialista que
aportó dinero para inversiones en Ceuta y cuyo vínculo con
nuestra ciudad y su presidente han sido ocho de los trece
años de gobierno Vivas.
No se puede ser tan desleal ahora cuando se hizo gala antaño
de lealtad institucional, ni tan desmemoriado, ni
olvidadizo, ni tan cínico. El denominado “presidente de los
elogios” (las hemerotecas son un buen filón), no puede pasar
en la actualidad por ser el azote de los socialistas a
quienes tanto les debe, al menos, la atención de que fue
objeto como presidente de los ceutíes y la visita del
presidente del Gobierno socialista a nuestra ciudad. Un
presidente que incluyó, no lo olvide Juan Vivas, en la
agenda de la Casa del Rey la histórica visita de S.S. M.M.
los Reyes de España.¿O ha pensado alguna vez Juan Vivas que
el presidente del Gobierno y los Reyes vinieron a Ceuta por
su cara bonita?
No creíamos que las siglas le hacían desvariar tanto y
perder la cordura y la sensatez. En la vida, el refranero
dice que es de bien nacido ser agradecido y Juan Vivas está
demostrando por unas elecciones mustias que su nivel de
agradecimiento se encuentra bajo mínimos.
Los hechos, su conducta, le dejan en muy mal lugar. Se
requiere más entereza, mayor personalidad y un talante
político acorde con las circunstancias que ha vivido y los
comportamientos que ha tenido. Jugar al Robinson Crusoe de
la política ceutí, a decirnos a los socialistas para llevar
a cabo su política local, es insultar nuestra inteligencia y
conducirnos a una sinrazón tan etérea como absurda.
Señor Vivas, baje de la nube y ponga los pies en el suelo.
Los socialistas, serán muy malos (tal vez le han dicho a
usted que lo diga), pero mírese al espejo del pasado
reciente y no haga más el ridículo, hombre.
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