Recientemente y como valiosa
aportación académica a la tramoya de la Guerra en el Rif
(1921-1927), el profesor Mohamed Kharchich, docente en la
Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad
Abdelmaleek Essaadi de Martil (campus de Tetuán), me hace
llegar a través de un amigo común su última obra, “Francia y
la Guerra del Rif 1921-1926”, editada el año pasado. Tiempo
habrá de comentarla pero al hilo de la misma y dados los
últimos manejos políticos, cargados de demagogia, sobre el
espinoso asunto de los gases tóxicos arrojados por el
ejército español (y también el francés) contra las harkas de
Mohamed Ben Abdelkrim El Jatabi, Emir de la independentista
República del Rif, parece oportuno glosar en tres puntos los
últimos movimientos e informaciones al respecto.
Primero: en lo que va de año y en Marruecos, agentes
políticos, asociativos y medios de comunicación (utilizando
a veces al tonto útil de turno venido de España), han
relanzado la campaña que intenta desde hace catorce años
relacionar las altas tasas de cáncer que padece el Rif con
el bombardeo de gases tóxicos por parte del ejército español
a partir de 1922 y hasta el fin de la guerra. Además del
encuentro paracientífico de Amsterdam, Ilyas El Omari, alto
cargo del PAM (Partido de la Autenticidad y Modernidad) y
presidente del Festival Mediterráneo de la Cultura Amazigh
de Tánger, utilizaba el mismo para clamar otra vez sobre
este asunto. Con desigual fortuna y mezclando las más de las
veces churras con merinas, la ignorancia es atrevida,
determinados medios francófonos (¡qué casualidad!) recogían
el guante lanzándose al ruedo sin decoro. Son los casos,
entre otros, de los semanarios Le Temps del 21 de marzo de
2014 (Loubna Bernichi: Pourquoi l´Espagne doit reconnaitre
ses crimes?) o Challenge del 4 de abril de este año (Khalil
Zniber: Gaz toxiques par avión et Guerre du Rif. Une
première mondiale).
Segundo: el 4 de abril de 2013 el ejército francés
desclasificaba información calificada como “secret-défense”
(rapport 27/154 de la sección técnica del ejército), a la
que ha tenido acceso este escribano del limes, en la que se
manifestaba ya en su tiempo la preocupación por los ensayos
nucleares franceses en el Sáhara (antigua provincia de
Argelia), para vergüenza del FLN antes y después de la
Independencia, hasta 1966! Para ser exactos y bajo el código
inicial “Gerboise Bleue” el ejército francés realizó durante
estos años un total de 17 ensayos nucleares (13 subterráneos
y 4 aéreos), el primero a las 7 horas 4 minutos del 13 de
abril de 1960, que según los expertos afectaron solo
directamente a decenas de miles de personas (entre ellos
militares franceses) y cuyos efectos (lluvia radiactiva)
alcanzaron presumiblemente el sur de España y Sicilia, amén
del norte de Argelia y sobre todo (vientos dominantes)
Marruecos… ¡ y el Rif!
Sin olvidarnos, ahora no toca, de productos altamente
cancerígenos como el napalm, usado con profusión en enero de
1959, segundo desembarco de Alhucemas. Pero esa es otra
guerra….
Tercero: invito a los estados marroquí, español y francés a
romper este tabú histórico y abrir una investigación
solvente y definitiva sobre el por qué de las altas tasas de
cáncer en el Rif, en Andalucía y parece ser que en Córcega.
Y que salga el sol por Antequera… Rabat y París. A fecha de
hoy y pese a la artera campaña política puesta en marcha
desde los años 2000 (y no hace falta que cite a nadie puesto
que todos nos conocemos), no hay ninguna prueba científica
que vincule directamente las altas tasas de cáncer que
padece la población de la región con el bombardeo de gases
tóxicos durante la Guerra del Rif. El año pasado en
Alhucemas, en el transcurso del I Festival de Arte y
Patrimonio en el Rif y este año en su segunda edición,
exactamente saboreando un cafelito el sábado 3 a las 9.30 de
la mañana en el hotel Mohamed V, sobre Cala Quemado, lo
comentaba con mi estimado amigo el doctor Mohamed Budra,
médico radiólogo, ex alcalde de la ciudad y actual
presidente del Consejo Regional Taza-Alhucemas-Taunat, para
quien y como profesional de la medicina (reproduzco sus
palabras) “Hoy por hoy no hay ninguna evidencia de
vinculación directa entre las altas tasas de cáncer que
sufre la población rifeña y el bombardeo con gases tóxicos
en la guerra del Rif”.
Y añadamos: es hora de que la población rifeña tenga una
explicación seria y por tanto creíble de una dramática
situación sanitaria que padece en sus carnes y les angustia
el alma. Que Rabat, Madrid y París tengan el decoro político
de tomar las medidas oportunas y se pronuncien de una vez.
De entrada abriendo una investigación independiente, seria y
solvente.
Haya salud. Visto.
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