El Gobierno de la Ciudad reconoce
los ‘pagos indebidos’ del consumo eléctrico de la Planta de
Transferencia de Urbaser. Un tema hecho público por
Coalición Caballas y del que se desconocen, por el momento,
los detalles acerca de cuánto tiempo se lleva pagando con
dinero público este gasto de un empresa privada, cómo se
produce de nuevo una situación tan anómala como ésta, quién
es responsable de la misma y si se van a depurar
responsabilidades a quien o quienes fueran causantes de tal
quebranto económico, con independencia de que la intención
del Ejecutivo sea detraer de la cuenta con Urbaser las
cuantías económicas indebidamente abonadas.
Esta escandalosa cuestión que no puede atribuirse por parte
del Gobierno a ninguna campaña orquestada por nadie por más
que Vivas se empeñe, es un ejemplo claro de la desidia con
la que se prodigan en la gestión pública de los recursos y
no hace más que poner al descubierto el estado de desastre
que prima en el seno de la acción de Gobierno, para que se
den hechos de esta naturaleza, que obligan a a preguntarse:
¿Cuántos más pueden haber que aún desconozcamos? El escaso
celo por salvaguardar el interés general, teniendo en cuenta
que buena parte de ese dinero procede de los impuestos de
tantísimas personas que con mucho esfuerzo aportan, es
obvio. Lo curioso es que el Ejecutivo comete estos
dispendios y no pide perdón a la ciudadanía, aunque si
reclamaba de quienes le imputaban un ilícito penal en el
“caso Urbaser” sobre los desfases por la renovación del
parque de camiones de la antigua adjudicataria del servicio
de limpieza viaria.
El Gobierno reconoció ayer el ‘error’ pero debe dar a la
opinión pública todo tipo de explicaciones sobre este asunto
y, de una vez por todas, depurar responsabilidades. Porque
cabe pensar que si Caballas no lo hace público ¿seguiría
oculto?.
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