El mismo día en el que el Partido Popular ejercía el poderío
de sus votos en el Pleno para sacar adelante el pago de
‘gratificaciones’ a los altos funcionarios nombrados ‘a
dedo’, a los que más ganan, a aquéllos que tienen unos
sueldos generosos, conocimos la inercia a la inversa en los
datos del paro en Ceuta: al revés que en el resto de España,
aquí no baja sino que sube.
Bonita paradoja de subir sueldos a quienes más ganan y la
espeluznante cifra del paro que nos pone la piel como
escarpias y nos sobrecoge. Es el mundo al revés. Un desatino
tal, que no es de recibo en un partido que dice estar en
favor del interés general, aunque éste queda muy lejos de
los desempleados y muy cerca de quienes, como empleados
públicos se encargan de hacer informes y dictámenes
importantes, en los que se apoya el Gobierno en tantas
ocasiones y a quienes ha de tener contentos, en este marasmo
de desempleados, algunos en situación extrema.
La misma jornada en la que también este Gobierno de la
aprobación de ‘gratificaciones’ a los altos funcionarios,
echa para atrás, desaprueba con sus votos en Pleno, un Plan
de Empleo para las personas en riesgo de exclusión social
propuesto por Caballas. Con este comportamiento es muy
difícil y nada creíble que el Partido Popular diga que está
cercano al ciudadano y a la realidad de la calle. Casi
parece una mofa.
Dificil de explicar comportamientos de este talante, donde
se potencia al más fuerte porque nos sirve para los
objetivos que perseguimos y se olvida al más desfavorecido.
Resulta alarmante, descorazonador y sorprendente, que se
tenga tan poca sensibilidad social para primar un
“sobresueldo” que resulta casi un insulto a la inteligencia
de las personas que se sienten solidarias con la pobreza.
Los parados, los excluidos socialmente ¿se han preguntado en
el Gobierno de la Ciudad que pueden pensar de unos políticos
que actúan de esta manera tan desconsiderada?
Estas conductas con unas elecciones a la vuelta de la
esquina, es un arma muy afilada para hacerles pagar tanta
altanería.
Como a cada uno le duele lo suyo, a los políticos que ahora
piden el voto y se comportan con tanta soberbia, bien
merecen un serio correctivo, porque la miseria humana merece
un mejor trato y no la desconsideración profunda.
Los altos funcionarios, seguirán cobrando sus sobresueldos,
los pobres de solemnidad, pasarán hambre y los políticos sin
alma, tal vez no puedan dormir tranquilos y sueñen con el
estallido social de esos 14.000 parados y de quienes tienen
serias dificultades de llevarse a la boca la comida de su
subsistencia.
Mientras, quienes asisten como asesores a Consejos de
Administración, a cobrar 7.000 euros, a vivir con las
prebendas que obtienen y a celebrar cómo los rehenes que
tienen como políticos, les premian generosamente.
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