Esto comienza a ser preocupante,
porque o tenemos las autoridades más débiles y blandengues,
o los que llegan de fuera, de hecho, si es que no de
derecho, los van tomando por el pito de un vigilante
nocturno, por aquello de que ya no existen los serenos.
En días pasados he comentado y lo comentaré más veces, por
lo que me toca, que conozco a docenas de personas que, al no
tener trabajo aquí, se han tenido que marchar a trabajar al
extranjero. Esos, al menos los que yo conozco, todos van con
su documentación, trabajan en lo que hay que trabajar y
procuran no molestar a nadie de todos los que están en sus
pueblos, en su ciudad o en su país, porque saben que tienen
una de estas dos opciones, o aceptar las normas establecidas
en aquellas tierras, o si no les agrada lo que hay allí
volverse a su tierra para estar mirando al sol.
Ninguno de esos que se han marchado a otros territorios
europeos, desde aquí, si han llegado a München y no se
encuentran allí cómodos, ninguno pide que le lleven a
Belgrado, a Bruselas, a Heidelberg o a Roma.
Las cosas son así y lo que no me explico es que aquí sean
sirios o sean neoyorkinos lleguen a Ceuta unas docenas de
personas, con papeles o sin ellos, se asienten en un lugar,
acampen en otro y exijan a las autoridades que hay que
trasladarlos a la Península, porque aquí no es el lugar que
más les apetece, porque quieren abandonar “esta cárcel” que
es como ven a Ceuta.
La situación me parece lamentable y que nadie me venga ahora
con el cuento de los derechos humanos y todas esas palabras
bonitas, porque aquí, que se les está tratando con esos
derechos que reclaman muchos, es donde exigen, mientras que
en sus lugares de origen, por aquello de que “esos derechos
humanos” parece que son diferentes, allí o no exigen nada o
exigen otro tipo de derechos humanos.
Es cierto que hacía ya bastante tiempo que los sirios del
CETI no habían hecho ningún tipo de movimiento o de
manifestación, en la Ciudad, y menos en las inmediaciones de
la Delegación del Gobierno.
Pero, pasado el tiempo, cuando lo han considerado
prudencial, o cuando, desde alguna parte, se les ha
incitado, han vuelto a las andadas y en torno a medio
centenar de sirios se han vuelto a concentrar, a las mismas
puertas del delegado del Gobierno.
Reclaman salir de aquí, quieren pasar a la Península,
piensan que Ceuta es una cárcel, algo que se repite más que
por ellos por esa Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
La situación es la que es, y lo más potable sería que los
principales miembros de esa CEAR se hicieran cargo, cada uno
de ellos, de un sirio, de los de “esta cárcel”, se los
llevaran a sus correspondientes casas y todo quedaría
perfectamente solucionado.
Muchos hombres, algunas mujeres, algunos niños y la idea
principal está en que bajo ningún concepto quieren volver al
CETI, por lo que la posición de fuerza es, “al CETI no”,
desde aquí “ a la Península” y lo que nos debemos empezar a
preguntar es ¿A qué lugar de la Península?. ¿A Algeciras
simplemente?. Luego, una vez al otro lado del estrecho habrá
que ver cual es la elección.
Es cierto que la situación es dura, pero no menos cierto es
que esa problemática no la ha creado Ceuta, Ceuta está
haciendo lo que puede o más que puede, aquí hay lo que hay,
y lo que no se puede permitir el lujo es de asentar a cada
inmigrante donde él quiera asentarse. No es posible.
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