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OPINIÓN - MARTES, 6 DE MAYO DE 2014

 
OPINIÓN / COLABORACION

Máximo siete años de político

Por Carlos Folch Valero


En cada comicios electorales, los ciudadanos depositamos nuestra confianza en aquellos políticos que creemos que van hacer el mejor trabajo para el bien de Ceuta, dentro de la libertad y la convivencia. El juramento o la promesa que realizan al ocupar su cargo publico, debe ser un contrato sagrado e inalterable entre el político y el pueblo que le ha votado. El incumplimiento de ese compromiso conlleva una traición a los ciudadanos, y a los principios básicos de aquello por los que se rige el derecho fundamental del servicio publico.

Cuando un político traiciona deliberadamente el compromiso que asumió en cumplir y hacer cumplir la Constitución Española, y pasa a ocuparse de saldar rencillas personales, persiguiendo y acosando a los que cree que son sus enemigos, aprovechando su cargo dentro de la administración publica, vulnerando los derechos y libertades fundamentales de cualquier ciudadano, tanto en su vida diaria como en su puesto de trabajo. El político que se aprovecha de su cargo obtenido por la confianza de los ciudadanos en unas elecciones, no debe bajo ningún pretexto acosar y perseguir a padres e hijos, para beneficiar con subvenciones publicas sin concurso, a personas muy cercanas a ellos, donde la amistad manifiesta y el favoritismo se ven con una claridad absoluta.

Los ciudadanos de Ceuta, tenemos un dilema moral para los próximos comicios electorales, ya que en las calles de nuestra ciudad solo se escucha el descontento generalizado que hay con el Gobierno de Ceuta, y la larga lista de malas decisiones, la cantidad de errores políticos cometidos desde el Gobierno local, la cantidad de injusticias que soportamos los ciudadanos de nuestra ciudad de un Gobierno caduco, sin ideas y anclado a unas políticas pasadas de que Ceuta debe ser una ciudad subvencionada por el Gobierno de España, ya que son incapaces de crear recursos propios, ni ideas para regenerar la economía maltrecha de nuestra ciudad, donde el paro no deja de crecer, y los jóvenes no tienen ninguna oportunidad de futuro, porque el futuro de Ceuta esta embargado, con los políticos actuales el futuro esta abocado a un pozo donde solo se ve oscuridad.

El gran dilema moral, es que hacer con nuestro voto, ese voto que queremos que sea un castigo para los políticos de Ceuta, mandando un mensaje claro a los partidos nacionales para que sepan que en Ceuta no estamos contentos con los políticos actuales. Pero al mismo tiempo no queremos abandonar al partido el cual todavía seguimos confiando en sus políticas nacionales, donde nada tiene que ver las equivocadas decisiones tomadas por los políticos de Ceuta, aunque sean del mismo partido. Pero la cruda realidad es que nada tienen en que parecerse las políticas nacionales de los partidos, con las políticas realizadas en nuestra ciudad por los políticos locales.

Siempre he creído en que todos los políticos deberían estar como máximo dos legislaturas en política, porque creo que perpetuarse en política, o hacer de la política una oficio es malo, se pierde la objetividad de la realidad de la calle, desconectando de los ciudadanos. Los políticos que llevan muchos años seguidos en los cargos, terminan endiosándose, creando una serie de parásitos a su alrededor que impiden que la realidad de la calle llegue al que toma las decisiones para tomar las medidas oportunas y acertadas para solucionar los problemas. Los políticos perpetuos se encierran en sus torres de marfil, donde comienzan a ver fantasmas donde no los hay, viendo enemigos a toda aquella persona que sea capar de decir la cruda realidad, terminado persiguiendo y acosando a todo aquel que sea capaz de llevar la contraria y le diga la verdad de la realidad cotidiana, ya que estos políticos endiosados están acostumbrados a sus seguidores, sanguijuelas chupa sangre que su único logro en política es hacer la pelota y adorar constantemente, para poder seguir ostentando un cargo político que por si solos nunca tendrían por su nula capacidad para ganar unas elecciones por si mismos.
 

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