Es lo que suele ocurrir cada vez
que un grupo, del tipo que sea, se dispone a salir a la
calle para reivindicar algo que le pertenece o que considera
que le debería pertenecer.
Y he utilizado eso de pertenecer porque de las dos
manifestaciones, ni juntos ni revueltos los unos con los
otros, que se dieron el 1 de mayo, a la de los sindicatos,
en realidad, no le pertenece nada, porque todo lo que
reclaman en las pancartas es mero escaparate y casi
desordenado pero cuando termina la manifestación lo más
atractivo que encuentran es “irse a tomar unas cervezas”, y
eso en Madrid, que en otras partes ¡¡Cualquiera sabe!!.
La manifestación de los sindicatos de clase, Aróstegui, sus
colegas, los liberados y otra docena de curiosos más,
transcurrió con la misma pena y sin la gloria de otras
veces. Poca clientela lograron los sindicatos de clase, por
muchos afiliados que dicen que tienen, y es que llegados a
situaciones como ésta, incluso los más sindicalistas
prefieren irse de fin de semana, o de largo puente a otra
parte, y que a la manifestación vayan aquellos que se creen
todo.
En la otra manifestación, la del PDCS e IU fueron los que
tenían que ir. Ahí no falló ninguno de los que, a diario,
desde hace ya varios meses, vienen haciendo guardia a la
puerta del Ayuntamiento, esperando que un día puedan lograr
su puesto de trabajo, que vienen buscando desde hace mucho
tiempo.
Esta manifestación era otra cosa, aquí el escaparate no
servía para nada, aquí se estaba pidiendo algo con lo que
poder subsistir, y si ese trabajo no llega, ni aun queriendo
podrían tomarse “esas cervezas” que pregonaban los que
terminaron en Madrid.
Con todo, y gustándole a uno más o menos, según cual de las
manifestaciones, lo que hay que destacar es que, por encima
de todo, en esta ocasión, cosa que nos alegra grandemente,
no hubo ningún tipo de alboroto, cada uno había reivindicado
aquello que creía que le pertenecía, sin haber entrado en
otro terreno que no fuera el suyo con lo que así fue lo
mejor que podía ocurrir para los de una y los de la otra
manifestación.
Y en lo del número de asistentes, volvemos a lo de casi
siempre, cada uno cuenta según le está pareciendo más
favorable, unos citan el número de cabezas, para otros lo
importante es el número de pies, algunos organismos
oficiales se basan en el espacio que ocupaban, con lo que
los números no pueden coincidir, ni pueden darse como
realmente son, pero eso es lo mismo, y si, de ahora en
adelante, hacemos el recuento por el número de banderas, lo
más normal es que nos digan, sea donde sea, que hubo lleno
hasta la bandera, como en una corrida de toros o en un
partido de fútbol.
Y como además de pedir lo que cada uno cree que le
pertenece, hay quien va un poco más arriba, desde Al Bujari
se pidió al presidente de la Ciudad, Juan Vivas, que cese a
Yolanda Bel por su “nefasta gestión”. Calma, que eran sólo
manifestaciones reivindicativas.
No conozco los entresijos de las gestiones de Bel, pero en
esas gestiones algo, a favor o en contra, tendrá que ver el
propio alcalde, con lo que en esa petición, de buena o de
mala gana, queriendo o sin querer, podrían estar pidiendo
“dos al precio de uno”, algo que no tengo ni idea de que
ahora fuera lo más conveniente.
Los números dan para mucho, eso lo debería saber el alcalde
de Ceuta, especialmente esos números dan para que haya
demasiadas personas en paro o sin trabajo, que es
exactamente igual.
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