En las próximas elecciones europeas los ciudadanos y las
ciudadanas tienen que decidir si seguimos con las actuales
políticas de recortes sociales, devaluaciones salariales y
precarización laboral o si cambiamos de rumbo hacia las
políticas económicas de crecimiento, calidad en el trabajo y
cohesión social. Un cambio de rumbo que sólo será posible si
desde el 25 de mayo hay una nueva mayoría socialdemócrata en
el Parlamento Europeo. Algo que para España es fundamental.
Los españoles y las españolas llevamos más de dos años
sufriendo una doble derecha, la derecha europea capitaneada
por Ángela Merkel, y la versión más conservadora y
antisocial que ha tenido la derecha española en nuestra
democracia, la derecha dirigida por Mariano Rajoy.
Han sido dos años en los que el Gobierno inauguró su agenda
política con la reforma laboral de febrero de 2012. Una
reforma que en un primer momento actuó como una trituradora
de empleo, destruyendo más empleo en 2012 que en la suma de
los dos años anteriores. Y que ahora está actuando como un
catalizador de precariedad y subempleo.
Los preocupantes datos de la última Encuesta de Población
Activa confirman que se sigue destruyendo empleo y ni la
propaganda del Gobierno consigue tapar la insuficiencia del
crecimiento, no sólo para dar empleo a los que no lo tienen,
sino para conservar los puestos de trabajo existentes.
No se puede hablar del éxito de una reforma laboral que en
estos poco más de dos años ha destruido 1,2 millones de
empleos, de ellos, 900.000 empleos indefinidos y a tiempo
completo. No es admisible que se califique como un éxito una
reforma que ha destruido mucho empleo de alta calidad.
No se puede decir que estamos en recuperación, cuando sigue
aumentando nuestra tasa de paro, cuando dos millones de
familias tienen a todos sus miembros en el desempleo, cuando
en más de 700.000 hogares españoles no entra ni un euro, o
cuando los y las paradas de muy larga duración han aumentado
un 70% en estos dos años y la gran mayoría de ellos han
perdido toda la prestación.
No se crea empleo y el empleo que se conserva cada vez es de
menor calidad. Por ello el trabajo en España está dejando de
ser una vía para abandonar la pobreza. Sólo alrededor del
35% de los españoles en riesgo de pobreza que encuentra un
trabajo logra salir de ella, un porcentaje similar al que se
registra en Grecia. Únicamente Rumanía y Bulgaria ofrecen
cifras inferiores.
Mientras que la derecha mantiene aquello de que la mejor
política social es la política de empleo, sus políticas
están consiguiendo que tener un empleo en España no sea la
garantía de unas condiciones de vida dignas.
Cada vez más personas en España se ven obligadas a trabajar
a tiempo completo, pero a sueldo parcial y con contratos con
fecha de caducidad.
Esta política de precarización y de escasas perspectivas de
un trabajo digno la están sufriendo especialmente los y las
jóvenes, las personas paradas de la larga duración y las
mujeres.
Porque su principal objetivo fue el de dar todo el poder al
empresario; poder, entre otras cosas, para fijar el salario
y la jornada laboral. Al negar derechos y consagrar el
despido libre, la reforma laboral les niega toda expectativa
de estabilidad y de futuro. Los contratos mileuristas han
sido sustituidos por contratos más precarios, con salarios
de miseria, que no generarán prestaciones de Seguridad
Social suficientes.
La salida que ofrece el Gobierno es la emigración, (-“la
movilidad exterior”, en palabras de la Ministra de Empleo-).
Una movilidad en muchos casos forzada, que está provocando
una descapitalización del país, al dejar de aprovechar a
nuestra generación mejor preparada.
Ni España ni Europa pueden permitirse una generación
perdida. Por eso los y las socialistas proponemos abordar
con mucha más ambición el plan europeo de empleo juvenil (la
Garantía Juvenil Europea), ampliando los fondos disponibles
hasta los 20.000 millones, frente a los 6.000 actuales,
cantidad considerada mínima por la Organización
Internacional del Trabajo para afrontar el problema.
La sociedad española debe movilizarse ante el drama que
viven los parados de larga duración. 6 de cada 10 parados
llevan más de 1 año sin encontrar empleo. Antes de la
crisis, eran 2 de cada 10. De ellos los mayores de 45 años
están pasando por durísimas dificultades, ya que a esas
edades se tienen mayores cargas y responsabilidades
familiares y mayores dificultades para complementar la
formación o para emigrar. Además, cuanto más tiempo se está
en paro, más difícil es volver a encontrar empleo.
Pese a que los parados y las paradas llevan más de dos años
en el paro se han incrementado un 70% en lo poco más de dos
años que lleva gobernando la derecha, el gobierno de Mariano
Rajoy ha recortado un 52% la inversión en políticas activas
de empleo y ha reducido el número de beneficiarios/as y la
cuantía de las prestaciones de desempleo.
No podemos seguir así. Combatir el desempleo que afecta a
los parados de larga duración, especialmente a los mayores
de 45 años, ha de ser un objetivo prioritario. Por ello
defenderemos fortalecer el fondo social europeo en el
terreno laboral y formativo, y asignar los recursos
suficientes para ofrecer oportunidades de trabajo digno a
este colectivo.
En este 1º de mayo reivindicamos también la igualdad entre
mujeres y hombres en el acceso al mercado de trabajo.
Durante la crisis hemos perdido un millón de empleos de
mujeres; el número de mujeres en situación de desempleo, 2,8
millones, y una tasa de paro del 26,6, sitúan la ocupación
femenina en niveles de 2005.
Frente a ello, la única política propuesta por el gobierno
del Partido Popular son los recortes en los servicios
públicos. Política que perjudica doblemente a las mujeres.
Porque son ellas las que trabajan más en los sectores
asociados con el gasto social (la educación, la sanidad y
los servicios sociales) y los recortes de plantilla en estos
sectores inciden fundamentalmente en el empleo femenino. Y
porque, sin un Estado Social fuerte que proporcione cuidados
para personas menores, mayores y en situación de
dependencia, son las mujeres las que asumen los cuidados de
todas ellas. Ello las hace vulnerables en su acceso al
mercado de trabajo. Tienes más contratos temporales que los
hombres, trabajan más a tiempo parcial y lo hacen, la gran
mayoría de ellas, sin querer hacerlo, tienen peores salarios
que ellos y trabajan en sectores de actividad productiva
peor valorados desde la perspectiva económica. Esta es la
razón de la brecha salarial, que hoy está en torno al 23%, y
de la brecha en las pensiones, la pensión media de una mujer
es un 40% más baja que la de un hombre.
Todo esto tiene que cambiar. Por justicia. Pero también por
eficiencia económica. Pocas veces se dice que, para cumplir
los objetivos de la Unión Europea, vamos a necesitar crear
casi 3 millones de empleos para mujeres. Casi nunca se
escucha que, por cada punto que logremos rebajar la brecha
salarial, el PIB puede crecer un 0’1%. Por eso debemos
reivindicar la igualdad de mujeres y hombres en el mercado
de trabajo este 1º de Mayo. Porque, como socialistas,
creemos firmemente en la justicia y en la igualdad. Pero
también en la eficiencia económica. Y España no será ni
eficiente ni competitiva a escala global si no incorpora a
más de la mitad del talento y la capacidad productiva de su
sociedad.
Es el momento de que Europa sitúe al empleo entre sus
prioridades.
Los y las socialistas proponemos un Pacto de Progreso
Social que complete el Pacto de Estabilidad y Crecimiento,
un pacto que incluya un programa de inversiones, un cuadro
de indicadores de empleo y sociales que tomen como
referencia la Estrategia 2020, el establecimiento de
objetivos de políticas sociales en el marco del Semestre
Europeo, el refuerzo del diálogo entre sindicatos, empresas,
gobiernos y sociedad civil.
Pero el empleo tiene que ser digno en toda Europa. Por ello
proponemos la creación de un marco europeo de salarios
mínimos interprofesionales decentes para que los Estados
miembros, considerando su nivel relativo de desarrollo, el
coste de la vida y su renta media aseguren a todos los
trabajadores un salario digno y suficiente.
Por todo ello los y las socialistas españoles, y todos los
europeos, reforzamos nuestro compromiso con la Europa
social. La Europa que logre ganar competitividad sin atacar
los derechos de los trabajadores y trabajadoras y que se
instale en la senda de la estabilidad presupuestaria, sin
llevarse por delante nuestro Estado social.
Y con este empeño, y con la firme convicción de que está en
la mano de los ciudadanos y las ciudadanas un cambio en
Europa para salir de la crisis de una forma más justa, nos
hemos manifestado el 1º de Mayo y hacemos un llamamiento a
la ciudadanía para que se una a las convocatorias de las
organizaciones sindicales.
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