Sufrimos un momento de incertidumbre y excepcionalidad en el
que los canallas están envalentonados y la gente decente se
encuentra perpleja. La ofensiva neoliberal consistente en la
absoluta precarización del empleo y la conversión de los
derechos sociales conquistados tras siglos de luchas obreras
en privilegios sólo accesibles para quienes se los pueden
pagar está cortocircuitando la vida en sociedad de los
países del sur de Europa. En una situación normal, la
presidenta del Círculo de Empresarios habría dimitido tras
esas declaraciones en las que insultaba a la juventud
española, unas palabras que, lejos de constituir una
excepción, están en la línea de los representantes de esta
patronal que sufrimos. “Trabajar como chinos”, “Cobrar menos
y trabajar más”, “Ir a trabajar a Laponia”. Canallas
envalentonados, envalentonados porque saben que tienen a un
Gobierno a su servicio.
Tanto el Partido Popular como el anterior Ejecutivo han
demostrado con creces que sirven a los intereses del capital
financiero y no al de los ciudadanos, lo que nos obliga a
salir a la calle con más fuerza e indignación que nunca,
combatir la humillación y plantar cara a los indiscriminados
ataques que llegan desde Europa en formas de unas políticas
de austeridad que la historia se ha encargado de reflejar
que no sirven para mejorar el nivel de vida de los
ciudadanos sino que, muy al contrario, tienen como único
objetivo la reconstitución del poder de las clases
dominantes. El sur es la prueba. Lo que hoy estamos
sufriendo los pueblos de la periferia europea, una crisis de
deuda externa, no es fruto de la ignorancia ni los fallos de
la recetas impuestas, sino todo lo contrario. Durante los
años 80, el FMI -que forma parte de esta Troika que gobierna
a los gobiernos- ya impuso una “ayuda” a cambio de la
implantación de “un plan de ajuste estructural”
(privatizaciones en el sector público, rebajas de impuestos
a los sectores más pudientes, flexibilización y eliminación
de derechos laborales y sociales, etc.) a los países de la
América Latina. Las oligarquías se hicieron más ricas y las
mayorías se empobrecieron. Hoy, recuerdan aquella pesadilla
neoliberal como los días de “la década perdida”. Aprendamos
de los errores del pasado.
Quieren convertirnos en un país al que los ricos del norte
vengan a disfrutar de nuestras playas, nuestros bares y los
servicios ‘low cost’ de nuestra juventud. Quieren que seamos
siervos. No podemos consentirlo y por eso, desde el Frente
Cívico Somos Mayoría y el Círculo Podemos de Ceuta queremos
hacer un llamamiento a la ciudadanía indignada para que
apoye este 1º de mayo en el que tanto esfuerzo han puesto
los compañeros de Pedagogía Ciudadana. Sabemos muy bien que
existe un sector importante del pueblo trabajador
desencantado con los dos grandes sindicatos nacionales, en
parte por la campaña orquestada por el poder desde sus
medios de comunicación, en parte por la propia actitud y los
fallos y errores de CCOO y UGT. A nosotros tampoco nos hace
gracia ver a los líderes sindicales en amistosas reuniones
con Rajoy mientras el pueblo está en la calle, pero no
podemos caer en el juego del enemigo. Los sindicatos, aun
con todos sus fallos, suponen un muro de contención y no
debemos olvidar que, independientemente de la opinión que
nos merezcan sus cúpulas, la mayoría de los sindicalistas
llevan a cabo un trabajo honesto, dentro de sus márgenes de
maniobra, en favor de los derechos de los trabajadores.
Este 1º de mayo, que este año empieza el 30 de abril a las
21:00, debe constituir un grito de rabia y a la vez de
esperanza. A la actitud del Gobierno debemos contestar con
una Plaza de los Reyes abarrotada. Abarrotada de nuestra
gente, esa que saca este país adelante cada día y que a
través de su trabajo y su necesidad crean la opulencia de
aquellos que nos insultan y a los que sirve este Gobierno de
títeres. Allí nos vemos.
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