LUNES 21.
La llegada de José Mourinho a España al frente del
Chelsea ha vuelto a poner de los nervios a ese grupo de
periodistas cuya animadversión hacia el portugués ha
adquirido visos de enfermedad crónica. Oigo en una radio que
el regreso del innombrable a Madrid será motivo de jolgorio
para el Atlético. El comentarista que así se expresa da por
hecha la victoria del equipo colchonero aunque bien pronto
comienzan a entrarle las dudas cuando alguien le recuerda
que el innombrable es Mourinho. Entonces, el comentarista va
y dice: “Hombre, hay que reconocer que el portugués es muy
buen entrenador”. Hay que reconocer, es decir, el periodista
tiene que hacer un esfuerzo, muy a su pesar, para conceder
una virtud al aludido. Inmediatamente, eso sí, deja caer lo
que sigue: “Pero no me negaréis que como persona deja mucho
que desear”. He aquí el retrato de la envidia española. La
alabanza no irá completa jamás, llevará detrás siempre como
un lastre. Rápidamente me acuerdo de “El Español y los siete
pecados capitales” de Fernando Díaz- Plaja.
Martes. 22
En el Atlético de Madrid todos sus jugadores cumplen
misiones concretas, adaptadas a las cualidades de cada uno,
con el fin de que todas ellas se pongan al servicio del bien
general. En suma: Diego Simeone ha conseguido un
conjunto homogéneo y en el cual improvisa quien sabe y
siempre que lo innovado sea de provecho. El atlético
practica un fútbol fuerte, donde los marcajes estrechos, las
ganas y las ilusiones de todos sus componentes hacen posible
que en ocasiones los contrarios se arruguen. No necesita,
pues, el equipo colchonero muchas exquisiteces para obtener
la victoria ante equipos encopetados. Incluso sufre mucho
más ante los adversarios considerados inferiores. En
realidad, lo que les ha inculcado el entrenador rojiblanco a
los suyos es que si se sacrifican como los jugadores
limitados técnicamente y encima hacen lo que mejor saben
hacer, pueden ganarle a cualquiera. Y a los hechos me
remito. Del Pupas no queda ya nada. Basta con mirar los
resultados y los logros conseguidos y los que puede
conseguir. Hoy, Mourinho, con su planteamiento, no ha
hecho sino contrarrestar las armas de su rival. Y además lo
ha conseguido incluso soportando grandes dosis de mala
suerte: lesión de Peter Cech y de Terry, en
tiempos cruciales del partido. Sin contar con las bajas que
ya traía: Ivanovic Eto’o y Hazard: una de las
grandes revelaciones del fútbol mundial actual. Sin embargo,
los cronistas españoles, tan listos ellos, cuando los
atléticos juegan todos pegados a Courtois y
aprovechan los despejes orientados para que Diego Costa
haga su trabajo, espléndido, claro que sí, no se cansan de
alabar las ideas de su entrenador. En cambio, lo de Mourinho
es denigrante. Así que se les ve el plumero. Y es que no
acaban de entender que ya es un mérito hacer que corran y se
sacrifiquen en labores oscuras cuatro o cinco brasileños
que, hasta hace poco, jugaban andando. Ah, sin espacios por
delante, Diego Costa ha de aprender a desenvolverse.
Miércoles. 23
Yo he visto varias veces jugar al Bayern en el Santiago
Bernabéu. La última fue en la temporada 2006-2007, siendo
Fabio Capello entrenador. Aquel equipo muniqués era muy
distinto al actual y por supuesto peor que el compuesto por
futbolistas como Müller, Breitner, Beckenbauer y
compañía. Pero mucho más aguerrido y peligroso que el
actual. El Madrid ganó por 3-2 con goles de Raúl y
Van Nistelrooy. Lucio y Van Bommel lograron los tantos
visitantes. En el partido de vuelta la victoria fue para los
muniqueses por 2-1. El Madrid quedó eliminado por el valor
doble de los goles fuera de casa. Aquella noche, Lucio
remató un balón procedente de un saque de esquina en el área
chica que defendía Casillas. A partir de ese momento,
cada vez que los visitantes buscaban el juego por alto, el
público se tapaba la cara. Hoy el equipo entrenado por
Guardiola ha tirado una vez a gol, por medio de Götze
y ha servido para que los partidarios del mostoleño hablen
de la parada del siglo. Lo malo del asunto es que las
imágenes demuestran que no deja de ser una intervención al
alcance de cualquier guardameta. Y de las que vemos muchas
todos los fines de semana. Pero no cuentan que regaló hasta
diez veces el balón en los saques de puerta. Con lo que ello
significa. Al grano: Sergio Ramos sigue sin entender
que los cambios de orientación no son por sistemas y que los
suyos, salvo aciertos aislados, siempre terminan dañando a
su equipo. A los cuatro minutos la pifió y los rivales
mantuvieron la posesión del balón la tira de tiempo y hasta
consiguieron dos saques de esquina. Tener el balón no
significa nada. Sobre todo si no se tira a puerta. No me
extraña que Beckenbauer siga dándole la tabarra a Guardiola.
Por cierto, el entrenador catalán gana en cursilería cada
minuto que pasa. Me gustó el Madrid porque Xabi Alonso
mejoró actuaciones pasadas y Benzema puso a prueba la
endeblez de los defensores rojos. Superior Coentrao,
aprovechándose de las meteduras de pata de Rafinha.
Isco hizo lo que pudo. Que fue bien poco. El Madrid no lo
tendrá fácil en Alemania. Aunque los madridistas nos
acogeremos a la velocidad de nuestros delanteros y a que
Guardiola, tan exquisito él, renunciara al juego por alto.
Lo cual será peor para él y mejor para nosotros. Y para
Casillas y los miembros de su secta periodística. La pena,
eso sí, fue que el Madrid perdonó en dos ocasiones.
Jueves. 24
El presidente de la Confederación de Empresarios de Ceuta,
Rafael Montero Ávalos, dice que no comprende que el
tiempo siga pasando y que el Gobierno local y el de la
nación sigan haciéndose los distraídos en lo tocante a darle
vida al contrato de interés público con la línea naviera que
acabó cumpliendo con lo anunciado en su momento: no sólo me
llevo el barco Passió per Formentera sino que, además, no
habrá servicio a las seis de la mañana. Con lo cual deja a
los ciudadanos de Ceuta aislados de enlaces con la Península
y a los empresarios sumidos en un mar de confusiones ante
las complicaciones que tamaña decisión les crea. No
obstante, el presidente de CEC nos pone al tanto de que los
gobernantes melillenses cumplieron con sus obligaciones y
allí no existe problema alguno al respecto. Yo entiendo
también a Montero Ávalos cuando se refiere a que Baleária es
una empresa privada y, por tanto, lo que trata es de ganar
dinero. Y, sobre todo, de no perderlo. Le ha faltado
decirnos al presidente, y yo comprendo su prudencia, que son
tantas las mordidas que existen en estos asuntos como para
que la naviera haya dicho hasta aquí hemos llegado.
Viernes. 25
Mohamed Alí, durante su intervención en el Debate del
Estado de la Ciudad, dejó entrever en algunos momentos que
estaba deseando acercarse al asiento de nuestro alcalde para
darle el abrazo de la fraternidad y susurrarle al oído que
él jamás atentaría contra lo que dispusiera quien más manda
en esta tierra. La exposición del segundo manda de Caballas
puso al descubierto que el pacto de su partido con Juan
Vivas es un hecho tan cierto como la tirria que le tiene
al Delegado del Gobierno. Este párrafo fue publicado por mí
en la contraportada de este viernes. Pues bien, me llama el
conocido de turno para decirme que ya nadie duda de ese
pacto entre Caballas y nuestro alcalde que yo saqué a
relucir hace la tira de tiempo. Y que fue tachado de absurdo
por los paniaguados de la cosa. El pacto, además, da cabida
a otra persona: un empresario local que está dispuesto en
todo momento a darle cobijo a cuanto le pida su amigo del
alma: Juan Luis Aróstegui. Basándose el empresario en lo
siguiente: “A mí, cada vez que he necesitado aliarme con
Aróstegui, éste nunca me ha fallado”. Quien escribe sabe lo
que dice.
Sábado. 26
Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que los hombres
refunfuñaban constantemente a propósito de su trabajo. ¡Casi
tanto como las mujeres a propósito de los hombres! Sus
recriminaciones se dirigían tanto a la naturaleza de lo que
hacían como a los horarios, a los compañeros, a los
salarios, a los jefes que tenían que soportar, a los colegas
y a todo lo habido y por haber. Los pertenecientes a grandes
empresas se quejaban de sentirse ahogados, asfixiados en las
pequeñas, y en las suyas apenas hallaban el menor resquicio
de tranquilidad ni mucho menos de disfrute. En fin, que
hablarles del trabajo a esos hombres suponía recordarles que
estaban sometidos a un castigo bíblico. En cambio, desde
hace ya varios años, los hombres que tienen un empleo se
echan abajo de la cama cada mañana con diligencia y
dispuestos a comerse el mundo. Porque están convencidos de
que tener un trabajo es lo mejor que les ha podido pasar. Y
se les nota a la legua la seguridad que les aporta su
situación laboral. Todo lo contrario sucede con los parados.
Porque, más allá de la inquietud material, el hombre privado
de trabajo experimenta una angustia existencial. Y culpa de
su situación a todo lo que se le pone por delante. Por
consiguiente, bien harían los políticos en no referirse a
este problema como si fuera un mal menor. ¡Cuidado, pues,
con los parados! Que cualquier día son capaces de armar la
tremolina.
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