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OPINIÓN - VIERNES, 25 DE ABRIL DE 2014

 

OPINIÓN / EL OASIS

Carreira dio lustre al debate
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Acudo presto a ver en televisión el Debate sobre el Estado de la Ciudad. Aun sabiendo que puedo aburrirme como una ostra. Que es la única frase imaginativa que se me ocurre a las nueve y media de la mañana de un jueves primaveral.

Abre la sesión el alcalde de la Ciudad. Y su discurso, basado en números, logros y deseos de mejoras, lo pone en escena mediante el manido estilo de la repetición. El orador que echa mano de las repeticiones a principio de cada frase suele dar muestras de algún síntoma.

A mí me pareció que el alcalde estaba distraído, desganado, y con muchas ganas de salir del paso de un debate que detesta y que anda deseando perderlo de vista. Y es que son muchos los años que lleva diciéndonos casi lo mismo y en sitio que, tras haber participado como invitado en foros de aquí te espero, ya no le seduce en modo alguno. Lógico.

José Antonio Carracao opta también por discursear haciendo uso y abuso de ese generador de energía: la repetición. Con el ánimo de provocar la mayor atención a sus palabras mediante la mención de “esta ciudad” a comienzo de cada párrafo. Y, aunque no oculto mis simpatías por el secretario general de los socialistas, lamento decirle que el sopor me pudo.

Y, peor aún, debo confesarle que su estilo hizo que yo apreciara cierta debilidad en quien puede estar convencido de que no progresa en las intenciones de voto. Así que JAC debe cuanto antes mejorar la redacción de sus discursos. Porque él no está en condiciones de hacernos bostezar como nuestro alcalde.

Mohamed Alí, durante su intervención, dejó entrever en algunos momentos que estaba deseando acercarse al asiento de nuestro alcalde para darle el abrazo de la fraternidad y susurrarle al oído que él jamás atentaría contra lo que dispusiera quien más manda en esta tierra. La exposición del segundo manda de Caballas puso al descubierto que el pacto de su partido con Vivas es un hecho tan cierto como la tirria que le tiene al Delegado del Gobierno.

Algo que evidenció en su manera de referirse a la seguridad ciudadana, buscando el beneplácito de un alcalde que a veces asentía con la cabeza lo que iba largando Mohamed Alí ante la mirada indiferente y despectiva que suele tener Juan Luis Aróstegui hacia todos los que discursean.

El aire distante que adopta quien más manda en Caballas es el modo con que suele darse pote el hombre al que Emilio Carreira le recordó que, cuando él formaba parte del gobierno local, nunca hizo nada… “Bueno, sí, lo que hacía usted es participar en todas las broncas que se suscitaban en las sesiones plenarias”.

La aparición en escena de Emilio Carreira, como portavoz del gobierno local, me produjo doble satisfacción. La primera, porque se me había dicho que estaba nuevamente retirado de las actividades políticas. Y no es así. La segunda, porque el portavoz del gobierno, por tener asumido que los políticos se han ganado con creces la desafección del pueblo, eligió el discurso apropiado. Y lo fue diciendo con maestría y gustándose.

Me explico: Carreira antepuso la pinturería al análisis, la anécdota al dato y el humor a la crítica razonada. Actuación, pues, inteligente de un político que está al tanto de lo desencantado que están los ciudadanos de la política y de las palabras rituales de quienes la ejercen. Por consiguiente, en cuanto Carreira abandonó el atril y se anunció un descanso, yo apagué el televisor.
 

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