El debate del Estado de la Ciudad
dejó una serie de cifras encima de la mesa sobre
amortizaciones de deuda, porcentajes de toda índole y un
especial empeño en demostrar Juan Vivas la solvencia
financiera de la institución, de los esfuerzos en las
políticas paliativas contra el desempleo y las más diversas
bonificaciones, en un discurso repetitivo en cuanto a las
políticas sociales y un reconocimiento expreso a las razones
del paro estructural por razones demográficas. Las oposición
supo poner el foco en la necesidad de buscar fórmulas
válidas a esos 13.000 desempleados y a los más de 2.000
jovenes menores de 25 años en paro.
Juan Vivas al dar respuesta a los grupos políticos fue muy
claro: “Hay que decirle a los parados la verdad, ya que
generar entre 6.000 y 7.000 puestos de trabajo es vender
humo”. O sea, un imposible, la desesperanza total y la
necesidad, dijo, de formarse. ¿Y quienes se forman, tendrán
trabajo seguro? Antes se decía que con una carrera
universitaria, se abría camino uno en la vida, pero ahora,
se alude a la crisis económica, al cambio de ciclo y a mil y
unas justificaciones para responder a las muchas
interrogantes que se suscitan. Y si encima, es imposible
generar en Ceuta seis mil o siete mil puestos de trabajo,
apaga y vámonos. ¿Dónde está el arraigo que se pedía a la
población? Parece que ahora nos sobran todos o no hay
solución laboral para muchísimos. Estos parámetros son
desalentadores. Si Juan Vivas habla con tanta desesperación
de la imposibilidad práctica de generar empleo, el horizonte
se tiñe de una oscuridad tal que nunca jamás podrá
“pintarse” ese presidente la cara con el verde esperanza, ya
que ha desesperanzado a miles de parados diciéndoles “la
verdad”, que no hay futuro en Ceuta.
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