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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 23 DE ABRIL DE 2014

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

La España de nuestros días
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Casi lo mejor, para no ir de sobresalto en sobresalto, sería no sintonizar ningún televisor, ni ningún aparato de radio, porque te sitúes donde te sitúes, vas a encontrarte, a las primeras de cambio, con el disgusto del día, si eres sensible a las barrabasadas que se van generando, día a día, en nuestras tierras, tanto a nivel nacional, como regional o local, depende de qué y en qué momento, pero siempre habrá algo.

Y es que ya no tenemos un país de pandereta, lamentablemente no, porque con aquello te divertías, te reías o, cuando menos, te quedabas con el semblante gracioso.

Ahora ni risueño, ni agridulce, ahora todo va al “más difícil cada día” y planeando por encima de todo está la corrupción o los sinvergüenzas como primeros espadas de esa corrupción montada y avalada por políticos, sindicalistas e incluso altos cargos de equipos de fútbol. Manda “güevos” que diría Trillo, en su día.

¿Estamos viviendo, de verdad, una real democracia?. Aunque yo diga y quiera que sí, habrá que tener muy buenas tragaderas para admitir que lo auténticamente democrático es lo que hay hoy mismo, en el país en el que vivimos y que, a pesar de lo que algunos desean, se sigue llamando España. Ya veremos por cuanto tiempo.

La España de hoy, a duras penas, deja rastro de los tres poderes independientes los unos de los otros, y si hasta ahora todos estábamos convencidos de que el ejecutivo y el legislativo era todo uno y lo mismo, a partir de ahora creo que los jueces van a tener su propio vía crucis, empezando a perder terreno y no tanto porque otros jueces los hayan salido al paso, sino porque ciertos aspectos capitalistas, de la banca esa que forman las cajas de ahorros, no la otra banca, empiezan a poner en peligro la propia personalidad de algún juez que hasta ahora, en su larga carrera, jamás había dado que hablar y que, de la noche a la mañana, si es que se equivocó en su día, o si es que alguien quiere hacernos creer que no actuó como debía, se puede ver en la calle, si es que no entre rajas, y eso, para los que no somos expertos en cuestiones judiciales, con la duda de si fue por su acción o por el “peso” de los que tuvieron el dinero y lo “mal movieron”, empieza a ser un problema.

Esto por un lado, el escándalo de los días, que se viene a unir al continuo folklore político dinerario de Andalucía, no parece tener fin.

Y es que lo de Andalucía no podría ser representado ni en la peor de las películas de terror ¡¡Cuidado lo que ha salido ya ahí!!, y siguen yéndose de rositas aquellos que gobernaron y siguen gobernando la región, desde los tiempos de “Maricastaña”. Además, y todos igual, se permiten dar lecciones de ética, de moral y de buenas costumbres, cuando llevan más de treinta años dando el peor ejemplo de lo que está fuera de la honradez. Y lo peor de todo es que la juez Alaia que, afortunadamente, no se arruga por nada, en cualquier momento, no me extrañaría que pudiera “saltar por los aires”, con tanto desahogado suelto como hay por ahí, con lo que queda claro que aquí empieza a ser más peligroso ser honrado que ser un truhán.

Y dejo para el final la guinda, que aún está sin madurar del todo, eso de que desde un equipo de los grandes, en el culmen del sentido, prefiero decirlo en español, han salido las primera ráfagas de que, desde ahí y con dinero del propio club se estableció una red de espías a políticos y a gente de peso, por parte de otros de los estratos con hambre y ansias de poder. Desde luego, una democracia así cuesta trabajo creer que vale la pena.
 

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