Casi lo mejor, para no ir de
sobresalto en sobresalto, sería no sintonizar ningún
televisor, ni ningún aparato de radio, porque te sitúes
donde te sitúes, vas a encontrarte, a las primeras de
cambio, con el disgusto del día, si eres sensible a las
barrabasadas que se van generando, día a día, en nuestras
tierras, tanto a nivel nacional, como regional o local,
depende de qué y en qué momento, pero siempre habrá algo.
Y es que ya no tenemos un país de pandereta, lamentablemente
no, porque con aquello te divertías, te reías o, cuando
menos, te quedabas con el semblante gracioso.
Ahora ni risueño, ni agridulce, ahora todo va al “más
difícil cada día” y planeando por encima de todo está la
corrupción o los sinvergüenzas como primeros espadas de esa
corrupción montada y avalada por políticos, sindicalistas e
incluso altos cargos de equipos de fútbol. Manda “güevos”
que diría Trillo, en su día.
¿Estamos viviendo, de verdad, una real democracia?. Aunque
yo diga y quiera que sí, habrá que tener muy buenas
tragaderas para admitir que lo auténticamente democrático es
lo que hay hoy mismo, en el país en el que vivimos y que, a
pesar de lo que algunos desean, se sigue llamando España. Ya
veremos por cuanto tiempo.
La España de hoy, a duras penas, deja rastro de los tres
poderes independientes los unos de los otros, y si hasta
ahora todos estábamos convencidos de que el ejecutivo y el
legislativo era todo uno y lo mismo, a partir de ahora creo
que los jueces van a tener su propio vía crucis, empezando a
perder terreno y no tanto porque otros jueces los hayan
salido al paso, sino porque ciertos aspectos capitalistas,
de la banca esa que forman las cajas de ahorros, no la otra
banca, empiezan a poner en peligro la propia personalidad de
algún juez que hasta ahora, en su larga carrera, jamás había
dado que hablar y que, de la noche a la mañana, si es que se
equivocó en su día, o si es que alguien quiere hacernos
creer que no actuó como debía, se puede ver en la calle, si
es que no entre rajas, y eso, para los que no somos expertos
en cuestiones judiciales, con la duda de si fue por su
acción o por el “peso” de los que tuvieron el dinero y lo
“mal movieron”, empieza a ser un problema.
Esto por un lado, el escándalo de los días, que se viene a
unir al continuo folklore político dinerario de Andalucía,
no parece tener fin.
Y es que lo de Andalucía no podría ser representado ni en la
peor de las películas de terror ¡¡Cuidado lo que ha salido
ya ahí!!, y siguen yéndose de rositas aquellos que
gobernaron y siguen gobernando la región, desde los tiempos
de “Maricastaña”. Además, y todos igual, se permiten dar
lecciones de ética, de moral y de buenas costumbres, cuando
llevan más de treinta años dando el peor ejemplo de lo que
está fuera de la honradez. Y lo peor de todo es que la juez
Alaia que, afortunadamente, no se arruga por nada, en
cualquier momento, no me extrañaría que pudiera “saltar por
los aires”, con tanto desahogado suelto como hay por ahí,
con lo que queda claro que aquí empieza a ser más peligroso
ser honrado que ser un truhán.
Y dejo para el final la guinda, que aún está sin madurar del
todo, eso de que desde un equipo de los grandes, en el
culmen del sentido, prefiero decirlo en español, han salido
las primera ráfagas de que, desde ahí y con dinero del
propio club se estableció una red de espías a políticos y a
gente de peso, por parte de otros de los estratos con hambre
y ansias de poder. Desde luego, una democracia así cuesta
trabajo creer que vale la pena.
|