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OPINIÓN - MARTES, 22 DE ABRIL DE 2014

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Desde hace años, tengo por norma no acudir a ningún actos de esos que se celebran, por dos poderosas razones. La primera de ellas, porque me aburren de escuchar siempre lo mismo a los mismos, y la segunda y la más importante porque a pesar de ser el decano de la prensa escrita, no se me invita a ninguno de ellos, quizás porque no esté en ningún protocolo, como personaje al que invitar. Cosa, por otra parte, que me llena de orgullo y de una enorme satisfacción porque, con ello, me dan motivo más que suficientes al reconocer mi total independencia y libertad a la hora de escribir lo que me venga en ganas, sin deberle nada nadie, aunque sólo sea por gratitud, ante determinadas actuaciones.

Si embargo, todo hay que decirlo, siempre digo lo que siento, por la libertad que tengo de no deberle nada a nadie, he asistido a un acto, al que tengo que reconocer que debo hacerlo porque es un deber y casi una obligación mí asistencia al mismo como hermano que soy de la FERVOROSA Y AGUSTINIANA HERMADAD DE PENITENCIA Y COFRADIA DE NAZARENOS DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA HUMILDAD Y PACIENCIA Y NUSTRA SEÑORA DE LAS PENAS.

En ese acto se me hace entrega de un precioso cuadro con las imágenes del Cristo y la Virgen. Y según dice la dedicatoria por mi fidelidad a la Cofradía. Gracias por el detalle, ya que siempre he sido fiel a mis creencias y a las personas que saben estar a la altura de las circunstancias cuando llega el momento.

Fue un acto sencillo, donde consiguieron emocionarme con ese reconocimiento y en el que dedique unas palabras, más salidas del corazón que del cerebro. Pues cuando manda el corazón la razón no te hace caso. Y en ese momento, como siempre, dije lo que sentía. Y, por supuesto, mi cofradía sabe que siempre seré fiel a ella. Gracias por todo y, sobre todo, por la sencillez del acto y la emoción que me hicisteis sentir en esos momentos, que llevaré grabado en mi alma mientras viva.

Y ya que hablamos de Semana Santa, volveremos atrás a recordar mis tiempos de chaval, donde la Semana Santa se vivía de otra forma diferente a la actual. Lógicamente, los tiempos cambian y hay que adaptarse a los tiempos modernos, peo nada ni nadie podrá borrar de mi mente esas Semana Santa vivida por aquella época en que uno era muy joven, y a pesar de los años transcurridos ha quedado grabada en mis recuerdos del ayer, todo lo que realizábamos los chavales de aquella época, cuando llegaba el día de la resurrección de Cristo, arrastrábamos por la calles una fila de latas amarrada a una cuerda armando un gran ruido.

Por cierto que los viernes santos no circulaban los coches por nuestras calles y el silencio era total. Ese día, por aquella época, se podía considerar el día de la mujer, pues era cuando los maridos la sacaban de casa para presenciar los desfiles procesionales, no sin antes comerse una ración de calamares en los bares de la época, sobre todo en casa Rejano o las Delicias donde, al parecer, según los entendidos, se hacían los mejores calamares fritos, sin olvidar, por supuesto, el Niza en la plaza de los Reyes.

Los tiempos cambian y antiguas tradiciones han sido arrasadas por el paso del tiempo. Es la vida.
 

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