Cuando en el país más poderoso del
mundo, fue nombrado presidente Obama, en conversaciones
mantenidas con mis amigos, desde ese momento, mantuve y sigo
manteniendo, que el país más conservador del mundo había
cometido un gran error, pues una gran parte de sus ideas iba
contra lo que opinaba la mayoría del pueblo americano,
amparándose en su conservadurismo.
El paso del tiempo ha venido a darme la razón, con las
actuaciones del presidente de los EE. UU, que en los
momentos delicados que ha padecido el mundo no ha sabido
resolver, cosa que ha hecho decrecer su popularidad, y que
puede representar la derrota de su parlido en las próximas
elecciones a la presidente de su país.
En los momentos actuales, tiene una patata caliente entre
sus manos que, de momento, ante el problema ucraniano, y
donde Putin ha jugado una baza importante, no encuentra la
manera de resolverlo dando quizás lugar a una guerra civil,
entre los que quieren ser ucraniano y los que apuestan por
ser rusos.
De momento Crimea es rusa. Y digo de momento porque puede
pasar, ante la actuación de los EE. UU y Europa, esa Europa
comandad por la señora Merkel, que Putin se quede también
con Ucrania, en el momento que salte una guerra civil y
muera algún ruso, le dará la baza de que defendiendo a sus
compatriotas, entre en acción las fuerzas del ejercito ruso
y Ucrania sea rusa. con el problema que ello conlleva
teniendo en cuenta el asunto del gas.
Un gas con el que se alimenta la mayoría de los países del
sur de Europa y al que Putin puede poner punto final a éste
abastecimiento, dejando sin gas a esos países, si no se
vienen a aceptar sus condiciones.
Si esto sucede, que puede suceder, la señora Merkel habría
recibo una enorme derrota, en la que ha embarcado a todos
los países europeos, oponiéndose a los deseos del mandatario
ruso. Pues ella, apoyándose en el presidente americano, ha
luchado y sigue haciéndolo porque esto no suceda, y sea
Europa, es decir ella, la que tenga la sartén por el mango,
en cuanto al suministro de gas se refiere. En esta ocasión o
mucho nos equivocamos o ha pinchado en un hueso duro de
roer.
Putin no es de esos mandatarios europeos, que se vayan a
inclinar ante la cancillera alemana diciéndole, lo que usted
mande, lo que usted diga, soy su más humilde servidor
dándose cabezazos y doblando el espinazo más que lo hizo,
cuando fuer ministro, Piqué.
Si esto sucediera, y Putin ganase esta batalla del gas,
España tendría, en sus manos, una oportunidad de oro para
dejar de decir “si bwana” a todo cuanto diga la señora
Merkel, pues contaría con el gaseoducto que podría facilitar
gas a todos los países europeos del sur, con ciertas
condiciones.
En el supuesto, que es mucho suponer, que el Gobierno
decidiese poner se en su sitio y fuera el que, en esos
momentos, pusiese condiciones al señora Merkel para
facilitar que ese gaseoducto no terminase en los Pirineos.
Una de esas condiciones que el Gobierno, con la sartén por
el mango, debería pedir a la Merkel es que España no tendría
deuda alguna, y el suministro de ese gas, debería pagarse la
precio que España decidiese y no la que decidiese la señora
Merkel. Es lo que yo haría si fuese presidente del Gobierno
español. Ya está bien de decir sí a todo lo que diga la
cancillera alemana. ¿O no?
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