Ante la tramitación de la
autorización de un referéndum sobre el futuro político de
Cataluña, se ha podido apreciar una gama de colores variados
entre los partidarios del no. Aunque el resultado es
inapelable respecto a la mayoría alcanzada por los que se
han opuesto, la cuestión que se ha dilucidado no está
finalizada, aunque legalmente ha quedado refrendada en el
debate histórico, que tuvo lugar la semana pasada en el
Congreso de los Diputados.
Se ha puesto de manifiesto, con el Gobierno a la cabeza, que
esa mayoría ganadora que se ha pronunciado en el órgano
supremo de la soberanía nacional, no transige a la
vulneración del ordenamiento legal que marca nuestra
Constitución. Ninguna parte del territorio español se puede
segregar, sin que la totalidad de los ciudadanos de España
soberanamente en una votación lo aprueben, de acuerdo a los
preceptos legales que esa mayoría permita que se
establezcan.
A continuación me voy a detener a tratar algunos de los
planteamientos expresados por el Secretario General del
PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. En primer lugar su total y
claro desacuerdo con el derecho de autodeterminación y la
independencia, algo que no está reflejado en ninguna
Constitución. También su oposición a los manifestado por el
Sr. Francesc Homs, respecto a que si en el referéndum
planteado gana la independencia es un punto de no retorno,
lo que indica que es políticamente vinculante, pero que en
ese caso nos afecta a todos .
“Los socialistas hemos estado detrás de todas las propuestas
de autogobierno, lengua, cultura y sus derechos históricos.
Hemos defendido la realidad plural…Queremos votar cómo
podemos seguir viviendo juntos… Queremos que voten, pero de
acuerdo con la ley, según la democracia” Es evidente que por
el Partido Socialista no se ha puesto ninguna mordaza a
Cataluña, respetándose sus iniciativas dentro de un
procedimiento legal. “Es contradictorio pensar que se acaben
las fronteras en la Unión Europea y sin embargo que existan
en la Península Ibérica”.
Propuso que la Constitución recogiera la existencia de un
Estado Federal, con reformas en el Senado, para que sea una
auténtica Cámara de representación territorial. Por supuesto
tendría que haber cambios en la Constitución, que recogiera
las aspiraciones del pueblo catalán y sus singularidades
respecto a su identidad, cultura y lenguas; pero dejando
claro la existencia de una España que pone por delante la
unión. El PSOE dice no a la propuesta de autorización de un
referéndum, pero no se inclina por el inmovilismo y se
manifiesta claramente en contra de la independencia.
No quiero dejar de hacer alusión a las palabras que expresó
el Presidente Tarradellas, en octubre de 1977, y a las que
aludió Pérez Rubalcaba: “Ciudadanos de Cataluña, tenemos
otro deber fuera de Cataluña, somos la avanzadilla del
progreso, la democracia y la autonomía de todos los pueblos
de España”. Seguidamente, en el debate, hizo referencia a
los millones de españoles capaces de avanzar en la unidad y
la libertad, que no creen en el inmovilismo, pero tampoco en
un futuro de ruptura entre España y Cataluña.
Hacía mención al comienzo del artículo a que la cuestión que
se ha dilucidado en el Congreso no está finalizada, porque
como hemos observado inmediatamente después, el Sr. Mas
pretende acelerar la ley electoral y de consultas de la
Generalitat, y para afianzar su posición el Presidente Mas
podría estar dispuesto a convocar unas elecciones
autonómicas que puedan ser interpretadas como un referéndum
sobre la independencia. Ante esta situación se impone la
necesidad imperiosa de establecer un diálogo entre el
Gobierno y la Generalitat, sin obviar al resto de fuerzas
políticas. No podemos quedarnos solo en la defensa a
ultranza de la ley, que no es cuestionable, pero se debe
abrir un proceso de contactos que pueda abrir puentes de
entendimiento.
Utilizando una cita bíblica, recurso que ya se puso de moda
en el Congreso. Según el capítulo 18, versículos 21 y 22 del
Evangelio de San Mateo, Jesús le dijo a Pedro respecto al
perdón: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta
veces siete”. No quiero decir que se perdone al Sr. Mas,
sino que hay que dialogar y no se deben escatimar las veces
que sean necesarias, para llegar a acuerdos y si es
necesario cambiar la Constitución, que el Gobierno tenga
cintura política y sea más flexible, sin que tenga que
vulnerar la ley. Pues como una vez manifestó Felipe
González: “Parece como si aquellos que no querían entonces
la Constitución, hoy les perteneciera como la piedra de las
tablas de la ley”.
Cataluña no puede decidir por ella sola si quiere ser
independiente, en todo caso, como hemos reiterado
anteriormente, tendríamos derecho a votar esa decisión todos
los españoles, y por supuesto también Ceuta tendría derecho
a expresar su opinión al respecto. No obstante es de esperar
que podamos decidir todos juntos una solución para Cataluña,
a través de nuestros representantes políticos, el Gobierno y
la Generalitat.
|