Miles de ceutíes arroparon ayer al Señor de Ceuta durante su
camino desde la iglesia de San Ildefonso, en el Príncipe,
hasta su Casa de Hermandad, en la Avenida Otero. Un
recorrido envuelto por la solemnidad de aquellos que cumplen
promesas o lanzan ruegos a Nuestro Padre Jesús Cautivo o a
su madre, María Santísima de los Dolores, pero también de
los que acuden, como cada año, a cumplir su cita con esta
tradición.
Antes de las seis de la tarde comenzó el peregrinaje de
miles de fieles que subían andando la cuesta que lleva a la
barriada Príncipe Alfonso. Desde la entrada al barrio hasta
la misma iglesia, los ceutíes fueron buscando sus huecos
para ver pasar al Medinaceli. Mientras, la Policía Nacional
vigilaba desde cielo y tierra para que el traslado se
desarrollara con normalidad.
A las 18.30 horas, el Señor de Ceuta pasaba bajo el dintel
de la iglesia de San Ildefonso entre aplausos y seguido de
su madre. Comenzaba el peregrinaje de ambos hasta su llegada
a la prisión de Los Rosales. Esta es la única parada que se
hace durante el traslado y uno de los momentos más emotivos
de la Semana Santa ceutí, después de que se libere a uno de
los internos y se cante una saeta al Medinaceli.
Antes de entrar en la prisión, el Señor de Ceuta descendió
por la cuesta que da al Príncipe y subió la que llega a la
mezquita de Sidi Embarek. Una auténtica marea humana,
sobrecogedora ante la mirada de quienes esperaban en el
camino ver el paso del Medinaceli, arropaba a las imágenes.
Según los datos de Protección Civil, más de 4.500 personas
formaban esta procesión entre las que no faltaban los
máximos representantes institucionales de la ciudad. El
obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza Boy; el presidente
de la Ciudad, Juan Vivas, o el delegado del Gobierno,
Francisco Antonio González Pérez, fueron algunos de los que
ayer acompañaron al Señor de Ceuta.
Pasadas las siete de la tarde, el Medinaceli hacía su
entrada en la prisión de Los Rosales. Allí se cumplió con
una de las tradiciones más antiguas de la Semana Santa
ceutí, que data del siglo XVII, según recordó el director
del centro penintenciario, Francisco José Delgado Aguilera.
“El Señor de Ceuta, quizás por las numerosas ocasiones en
las que el mismo fue cautivo y rescatado, quizás por
poderosas razones de justicia y equidad, ha puesto su mirada
en ti, convirtiendo el perdón en un instrumento de vital
importancia para una sociedad avanzada”, manifestó Delgado
dirigiéndose al preso que este año ha sido liberado.
“Has elegido el mejor camino, has demostrado durante el
cumplimiento de tu condena tu sincera muestra de
arrepentimiento y tus ganas de iniciar una vida honrada en
libertad”, le dijo el director para recordarle que, bajo la
mirada del Medinaceli, C.V.C. comenzaba su nueva libertad.
Este ceutí, con 64 años, se encontraba cumpliendo condena de
tres años, seis meses y cinco días por un delito contra la
salud pública y su libertad definitiva estaba prevista para
el 14 de mayo del próximo año. Sin embargo, ayer, salió
ayudado por un bastón para sumarse a la procesión y
acompañar a su Cristo liberador, que se recogió más tarde en
su Casa de Hermandad.
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