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OPINIÓN - VIERNES, 11 DE ABRIL DE 2014

 
OPINIÓN / COLABORACION

El fin de una era política

Por Carlos Folch Valero


Hay que saber cuándo una etapa llega a su fin. Después de los últimos acontecimientos políticos, hay que replantearse cuestiones importantes antes de que sea demasiado tarde para reconducir las actitudes que nos precipitan hacia un cataclismo político.

Cuando insistimos en alargarla más de lo necesario la vida política, de dirigentes que ya están perjudicando mas que beneficiando a su partido, perdemos la alegría y el sentido de las otras etapas que tenemos que vivir. No se pueden convertir esos políticos que intentan batir récord de perpetuarse en sus cargos. Poner fin a un ciclo, cerrar puertas, concluir capítulos... no importa el nombre que le demos, lo importante es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya terminaron. Pero una actitud así supondrá un desgaste inmenso para todos. Hay que comenzar a miran hacia adelante, nadie puede estar al mismo tiempo en el presente y en el pasado, ni siquiera al intentar entender lo sucedido.

El pasado no volverá, no podemos ser eternamente centro de atención de la vida política de nuestra ciudad. Todo pasa, y lo mejor que podemos hacer es no volver a ello. Por eso es tan importante (¡por muy doloroso que sea!), no aferrarse al poder ni querer perpetuarse en cargos que ya devisa haber abandonado, hay que pensar en el futuro de las siglas a las que uno representa, no encadenarse a ellas con la intención de que nuestro fracaso sea también el fracaso de esas siglas políticas que tantas alegrías y responsabilidades ha ofrecido sin pedir nada a cambio, solo la lealtad y el cuidado de su nombre para que su historia se siga escribiendo con letras de oro, pero por otras personas que vuelva a trasmitir alegría, ilusión y respeto hacia los que le rodean.

Todo en este mundo visible es una manifestación del mundo invisible, de lo que sucede en nuestro corazón. Deshacerse de ciertos recuerdos significa también dejar libre un espacio para que otras cosas ocupen su lugar. Dejar para siempre, soltar, desprenderse. Nadie en esta vida juega con cartas marcadas. Por ello, unas veces ganamos y otras, perdemos.

No esperes que te devuelvan el pasado, los éxitos obtenidos, solo queda el recuerdo del trabajo bien hecho, de que la historia reconozca los aciertos y perdone los errores. Pero lo que si hay que comprender que el tiempo pasa para todos, que ya no vale el ir saludando a todo el mundo, repartiendo abrazos y besos, para consolidar una situación política que ya hace agua por todos los lados, la capa del hombre del pueblo ya tiene muchos boquetes y se ve a través de ella la realidad de la política de nuestra ciudad, quienes son los compañeros de viaje, aquellos que se esconden detrás de esa capa que todo lo tapaba, que con la imagen del líder nadie miraba que estaba detrás. Todo eso ya paso, hoy la gente quiere que esos que se escondían detrás del líder desaparezcan de la vida política, todos estamos hartos de esos politicuchos eternos que han convertido la política de su vida profesional, sin ninguna cualificación, con el único merito de adorar y engrandecer al que les permite continuar en sus cargos políticos eternamente.

Deja de encender tu televisión emocional y ver siempre el mismo programa, en el que muestra cómo tus adoradores te separan de la realidad, te engañan todos los días contándote mentiras, para que sigas creyendo que eres el mejor y que el pueblo te adora, sin decirte la cruda realidad, que tu tiempo ya ha pasado, que es el momento de retirarte y dejar paso a nuevas ideas y personas, que aquellos que quieren seguir viviendo de tu pasado solo buscan enemistarte con los que te dicen la verdad, y la verdad muchas veces duele, y esa verdad que te puede doler para tus seguidores supone el fin de su perpetuo puesto político, como si hubieran ganado unas oposiciones a las que nunca se presentaron, ya que el cabeza de lista contesta las preguntas por ellos, y eso no hace sino envenenarte.

Nada hay más peligroso que las rupturas marga y obligatoria que no aceptamos, las promesas de empleo que no tienen fecha de inicio, las decisiones siempre pospuestas en espera del “momento ideal”.

Antes de comenzar un nuevo capítulo, hay que terminar el anterior, repítete a ti mismo que lo pasado no volverá jamás. Recuerda que hubo una época en que podías vivir sin aquello, sin aquella persona, que no hay nada insustituible, que un hábito no es una necesidad. Puede parecer obvio, puede que sea difícil, pero es muy importante.

Cerrar ciclos. No por orgullo, ni por incapacidad, ni por soberbia, sino porque, sencillamente, aquello ya no encaja en tu vida. Por lo tanto, cierra la puerta, cambia el disco, limpia la casa, sacude el polvo, y permite a esas siglas que has defendió seguir teniendo éxitos, pero deben ser ya sin ti. DEJA DE SER QUIEN ERAS... Y TRANSFÓRMATE EN EL QUE ERES.
 

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