El camino de la exploración nos ha
llevado a la presencia de personas en el espacio, uno de los
grandes logros de la humanidad, cuya celebración fue
proclamada por Naciones Unidos (12 de abril), evocando la
figura del ciudadano soviético nacido en Rusia, Yuri Gagarin,
que realizó el primer vuelo espacial tripulado en 1961, un
evento histórico de primera magnitud que bien vale la pena
recordar, por su importancia investigadora para la familia
humana. A mi juicio, pienso que tan importante como reservar
este territorio aéreo a fines pacíficos, es que podamos
reafirmarnos en la grandeza de este conocimiento científico
y tecnológico. Aún en tiempo de dificultad, con las finanzas
públicas en situación espinosa mientras las economías luchan
por volver a los niveles de crecimiento económico previo a
la crisis, tenemos que generar nuevas ilusiones con el haber
de un objetivo claro, la de mantener el orbe como patrimonio
de toda la especie.
Indudablemente, al ser humano en el espacio hay que darle
continuidad para poder explorar universos comunes que son
inagotables en sus maravillas; además cuando pensamos haber
llegado a la cúspide, nos encontramos que estamos en el
principio. Reconocerlo es ya un paso significativo. Cuando
uno se adentra en los grandes científicos de la era espacial
también nos recuerdan que el verdadero conocimiento germina
de una sabiduría profunda, en base a sus muchas horas de
trabajo continuo y de reflexión permanente, de muchas
miradas más allá del ojo de la mente y de muchas escuchas
más allá de la simple percepción. Uno tiene que encontrarse
con el espíritu del asombro y con la realidad de la
vivencia. Considero vital, pues, alentar este entusiasmo por
la ciencia, pero también les pedimos una apertura, para
comunicar la buena nueva de las maravillas del éter, de las
bellezas con las que vivimos rodeados, y que tantas veces se
nos pasan desapercibidas.
Naturalmente, los programas siderales no pueden decrecer. Sí
fundamental es la cooperación internacional en la
divulgación y la educación sobre el vacío, no menos esencial
es continuar avanzando en esa exploración (no explotación)
por el cosmos, para cuando menos intentar controlar el
entorno en el que vivimos. Es cierto que no podemos poner en
la ciencia y en la tecnología, respuesta a todos nuestros
interrogantes, que son muchos y variados; hay temas que nos
trascienden, que necesitan de la filosofía o de las
creencias, de ahí la necesidad de indagar con valentía y
prudencia, con la mente abierta y desde el respeto a otras
ramas del conocimiento humano.
Por otra parte, no debemos olvidar, aunque vivamos en una
era de reestructuración, que el espacio es patrimonio de
todos y por ello, debe ser objeto de cooperación y acuerdo
internacional. Estamos ante una empresa verdaderamente
global. Junto a esta consideración, hemos de subrayar el
trascendental avance en el desarrollo de la ciencia y la
tecnología espaciales y sus aplicaciones que ha permitido al
ser humano examinar el universo, y los extraordinarios
logros en las actividades llevadas a cabo en los últimos
años, incluido el conocimiento cada vez más profundo del
sistema planetario y del sol e inclusive del propio planeta
Tierra. Por mucho conocimiento adquirido, siempre hay una
sorpresa que nos acecha.
Sin duda, debemos dejarnos sorprender y admirar por el
lenguaje del cielo, por el vuelo de las emociones, por la
sensación de infinito, aunque sólo sea para la expansión de
nuestra mentalidad a través de tantas imágenes fantásticas.
Como ya he dicho, en el océano del universo cuando todo
parece conquistado surgen nuevas dimensiones que nos dejan
perplejos, lo que nos hace reivindicar la necesidad de que
prosiga la secuencia investigadora siempre. Nos alegra, en
consecuencia, que al mismo tiempo exista una sensibilidad
creciente en nuestros días de la preservación de lo armónico
entre la humanidad y el firmamento. Aún son muchos los
retos, pero la motivación está ahí, siempre lo estuvo, y no
debemos poner cerrojos a este apasionado sueño para que,
juntos y entre todos, reencontremos la clave para seguir
avanzando en temas de salud, de asistencia, de seguridad, de
vida en definitiva acorde con la inmensidad.
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