La muestra pública en contra de la
inseguridad ciudadana, la marcha convocada para hoy con
carácter reivindicativo, ha de ser la expresión pública de
un ¡basta ya! y la exigencia de que se haga justicia con los
asesinos que acabaron con la vida del joven de 20 años
llamado Munir. Así lo pide su familia: mostrar el hartazgo
por una situación insostenible y, a la vez, la exigencia de
que el responsable o responsables de los hechos, paguen su
autoría por haber sesgado la vida de una persona. No es
necesaria ninguna algarada al margen de la prueba de repulsa
pública y notoria hacia los asesinos que siembran la
tragedia y destrozan familias. Unos asesinos de disparo
fácil y pistola asequible, que siembran muerte y derraman
sangre a su paso.
Quienes estamos por el Estado de derecho los mensajes
reivindicativos hemos de darlos desde la serenidad pese a la
rabia contenida. La fuerza de la protesta la marcan las
personas y su número; jamás los comportamientos violentos
que nos equipararían a los desalmados que quitan las vidas
como el que se deshace de un objeto. Es la hora de decir
¡basta ya! y de exigir justicia para las víctimas de
conductas propias de terroristas. ¿Qué diferencia hay entre
el tiro en la nuca y acribillar a balazos a un joven
indefenso? Terrorismo puro, actuación propia de la mafia
siciliana y, en definitiva, un comportamiento abominable a
desterrar de éste nuestro pueblo.
La marcha de hoy ha de ser un exponente claro y rotundo de
lo que la sociedad con espíritu cívico quiere. Una sociedad
en la que los que somos inmensa mayoría silenciosa se echa a
la calle para mostrarse contra unos pocos. Es necesarios que
estemos todos y se requiere serenidad, orden y que llegue el
mensaje.
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