Soy enemigo de hacer obituarios,
por dos poderosas razones. Primera porque uno tiene que
decirle adiós a alguien que forma parte de su vida, y que en
ningún momento quisiera que hubiese desparecido de este
mundo. Segundo porque al hacerlo, siempre se realiza por
algún amigo que al decirle adiós se te parte el alma en mil
pedazos.
Pero, en esta ocasión, no tengo más remedio que hacerlo,
porque una gran persona, uno de esos amigos que te dejan
huella por su amistad, y por el gran afecto que siempre nos
hemos dispensado, me veo en la obligación, por esa amistad
que durante tantos años nos ha unido, a decirle con unas
sencillas palabras mí último adiós.
Podría contar todas las cosas buenas que han rodeado a ese
gran hombre, magnifico amigo y mejor persona, Javier Prat,
pero me faltan palabras para en unas breves líneas decirle
todo lo que en verdad siento por su fallecimiento.
Así, que amigo del alma, seré breve, por aquello de que
bueno y breve dos veces bueno. Sencillamente, te diré que
por ser hombre de bien, amigo de tus amigos, por tu nobleza,
seguro que estarás donde van todos los hombres que como tú,
han dejado huella de bien hacer y de amistad, en ese lugar
privilegiado que Dios concede a las personas de bien.
Descansa en paz, amigo del alma.
Y aprovechando, algo que me dijiste, en algunas ocasiones,
cuando hacíamos algún comentario sobre amigos que han
desaparecido, la vida sigue. Y yo, con todo el dolor de mi
alma que me ha producido tu perdida, tengo que seguir
escribiendo sobre otras cosas, a pesar de que siempre te
llevaré en mi corazón, donde siempre te mantendré vivo en
mis recuerdos. Unos recuerdos que siempre perduraran..
Es de todos conocidos que siempre se van los mejores, quizás
porque son los elegidos dejando en éste mundo, que nos ha
tocado vivir, a tantos otros que pasarán por él sin dejar ni
una minima huella de su paso .Así es la vida, y así seguirá
siendo por los siglos de los siglos.
Recuerdo aquel comentario que me hiciste un día, en que me
decías, que cuando me leías lo pasa bien, arrancándote una
sonrisa con mis comentarios, según tú lleno de ironía fina.
Hoy, como fácilmente podrás comprender, no tengo el ánimo ni
para la ironía fina, como tú decías de mis escritos, ni para
llevar a cabo algo que tenga relacionado con el humor.
Lo siento, amigo mió, pero no tengo el cuerpo, ni el alma
que está destrozada en pequeños pedazos, predispuestas a
tirar del humor, con la amargura que a significado tu
perdida para mi persona. Hoy es uno de esos días, en que me
gustaría no tener que escribir de nada, y mucho menos de
realizar éste obituarios que mi conciencia y mi gran amistad
hacia tu persona, me ha obligado a realizar, con todo el
dolor de mi corazón.
Es que me faltan palabras par decir, en verdad, todo lo que
siento por tu irreparable perdida. Por la irreparable
perdida de un gran amigo y mejor persona, al que siempre
echaré de menos por mucho tiempo que pase
Como tú bien dices, la vida sigue y mañana ser otro día.
Adiós, amigo.
|