Es precisamente con la llegada de
la primavera, cuando te das cuenta de la dejadez absoluta en
la que se encuentran nuestros montes, aunque en este caso
concreto, no podemos hacer caer todas las culpas en aquellos
órganos que, dependientes del gobierno central, tienen algún
tipo de responsabilidad en la materia, pues da la casualidad
que es precisamente sobre este asunto el único en el que la
Ciudad Autónoma tiene cedida las competencias y dada la
penosa gestión es mejor que de momento no se cedan mas.
Y lo triste del caso es que nuestro Ayuntamiento cuenta con
el personal suficiente para realizar esa puesta en valor de
nuestro entorno natural, encuadrados en Obimasa, Brigadas
Verdes, Parque y Jardines y Guarda y auxiliares forestales,
a los que habría que unir durante varios meses al año a un
colectivo bastante importante del plan de empleo, vamos que
sumando a todos y cada uno de sus componentes podríamos
estar hablando de unos equipos de trabajo que rondarían casi
las quinientas personas.
Desde luego que con este plantel se podría tener nuestros
montes en perfecto estado, pero claro esta, para eso se
debería contar con la capacidad suficiente para poder
dirigir adecuadamente a todo ese personal, planificando
debidamente los proyectos necesarios para acometer con éxito
esta ingente tarea. Es evidente que cuando hago referencia a
la dirección de proyectos, me estoy refiriendo directamente
al responsable de medio ambiente de nuestra ciudad, que es
precisamente el que tiene el poder para decidir sobre esta
cuestión, para a partir de ahí, solicitar a los técnicos del
área el modelo de actuación que mejor se adapte a las
necesidades del momento.
Fácil si que lo tienen, pues viendo como están nuestros
montes con nada que hagan, casi de inmediato se podrán
apreciar los resultados, ya que con que simplemente se
eliminase toda aquella maleza y vegetación calificada como
invasora, especialmente dañina para la flora autóctona, se
estaría superando la dejadez existente y por lo tanto
poniendo algún tipo de remedio a la actual situación.
En este caso, la pregunta es obligada, ¿a quien le habrán de
pedir responsabilidades las futuras generaciones del
desastre existente?, la respuesta es obvia, a aquellos que
ostentan la responsabilidad política sobre algo que esta
perfectamente regulado desde hace años, de hecho la Asamblea
General de las Naciones Unidas ya estableció en 1983 una
Comisión Mundial de carácter específico sobre medio
ambiente, elaborando un informe que, publicado cuatro años
después como “informe brundtland”, puso de relieve los
problemas medio ambientales que amenazan nuestra
supervivencia. Lo que en el se recoge no debería pasar
desapercibido para nuestros políticos, con lo que a nuestro
responsable en medioambiente, si que le pediría que se
hiciera con este informe y estuviese informado de todo lo
que en este se dice, a lo mejor su gestión de la materia
mejoraría considerablemente.
* Los Verdes
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