El pregón ofrecido ayer por el padre Francisco Jesús
Fernández Alcedo descorrió el telón de la Semana Santa 2014
para que los ceutíes entren en la recta final de esta
Cuaresma y seguidamente vivir de cerca las estaciones de
penitencia de cada una de las catorce hermandades que
procesionarán por las calles de la ciudad.
Este tradicional acto que anualmente organiza el Consejo de
Hermandades de Ceuta volvió a congregar a centenares de
cofrades que quisieron, no sólo arropar al pregonero de este
año, sino ser partícipes de la apertura de las puertas de la
Semana Mayor de Ceuta.
Las máximas autoridades civiles y militares de la ciudad se
dieron cita al acto, así como un elevado número de ceutíes
que prácticamente completaron el aforo del Teatro Auditorio
del Revellín que un año más se engalanó para acoger la
exaltación de la Semana Santa.
La Asociación Cultural Banda de Música Ciudad de Ceuta fue
la encargada de marcar el inicio del evento cofrade con la
interpretación de una marcha, para a continuación, tomar la
palabra Encarnación Mercado, pregonera de 2013, quien
presentó ante los ceutíes presentes en el auditorio al padre
Francisco, quien tomó el testigo para ser él el elegido para
abrir las puertas de la Semana Santa 2014.
Nuevamente, la Banda de Música de la Ciudad interpretó una
nueva marcha que sirvió al pregonero para templar los
nervios antes de dirigirse hasta el atril y comenzar su
recorrido por la fe y el mundo cofrade.
Bajo la atenta mirada de los presentes, el padre Francisco
no dudó en “cargar con la pesada Cruz” y encomendarse a su
Caído para que le tomara de la mano y así “poder subir al
monte, donde la Fe brota del costado de Cristo, y refugiado
en su regazo vivir este sueño”.
Tras los agradecimientos pertinentes, Fernández Alcedo
comenzó su pregón, no sin antes manifestar que su reto no
era lograr el éxito poético ni arrancar el aplauso fácil,
sino el de “ser profeta de viejas promesas en el
cumplimiento de un nuevo tiempo, que llena el corazón de Fe
y devoción, en la espera de la semana de Dios”.
Su recorrido lo inició con una protestación de Fe e
indicando que Ceuta ha sido capaz de completar lo que
faltaba en la Pasión de Cristo para así poder llegar a
comprender en toda su plenitud este misterio que cada año
por estas fechas se anhela. Posteriormente mostró una
memoria agradecida a la Fe cofrade, durante la que agradeció
a todos aquellos cofrades que dejaron un amplio legado y hoy
ya descansan en el regazo del Reino de Dios.
Uno de los momentos más aplaudidos y emotivos fue el
dedicado a Ceuta y la magnífica obra de Dios, culminando
este apartado con el párrafo “Ya puedes descansar Señor, tu
obra ya es completa. Que si pruebas hicieran falta para
mostrar tu existencia. Ya me faltan las palabras, se me
agotan las letras con el tan sólo mirarla. Que magnífica
creación, que española belleza... y es que con ella se
rompió el molde cuando tus manos crearon a Ceuta”.
Con paso firme siguió su itinerario. Utilizó todas las
advocaciones de los Cristos de la ciudad para manifestar “Yo
creo en Jesucristo, opción fundamental de mi vida...”, para
posteriormente anunciar que nació la Santa María Virgen para
referirse a la Patrona de Ceuta, a Santa María de África y a
la que se dirigió para decirle que “sin nacer en esta
tierra, orgulloso hoy te diría, que me faltan letanías con
las que proclamar tu grandeza”.
El pregón no defraudó y tal y como ya avanzara el padre
Francisco fue sencillo basado en vivencias personales,
cofrades y sacerdotales. Intimista y reflexivo. Basado en la
espiritualidad de la cruz y marcado por un fuerte carácter
mariano. Abordó la religiosidad popular y alertó de los
riesgos de la Fe cofrade e invitó a las cofradías a, juntas,
ir descubriendo que las dificultades no se superan fuera,
sino dentro de la Iglesia, asegurando que es “la única
manera de llevar hasta buen puerto eseta maravillosa y
apasionante misión encomendada”.
También tuvo su apartado dedicado a los jóvenes a los que
indicó que ellos son los que encarna la ilusión de la Fe y
les animó a aspirar a metas altas, sin avergonzarse de
sercristianos ni cofrades que dan la cara.
Una vez concluído el pregón, los asistentes se levantaron de
sus asientos para brindarle una ensordecedora ovación por el
pregón ofrecido, para posteriormente ir felicitándole y por
la exaltación, culminando la jornada con un almuerzo cofrade
en el Hotel Parador La Muralla, donde como viene siendo
tradicional las hermandades agasajaron al pregonero, siendo
uno de los momentos más emotivos las palabras que dirigió,
Javier Pérez, hermano mayor de Las Penas.
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