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OPINIÓN - DOMINGO, 6 DE ABRIL DE 2014

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

Responsabilidades políticas y jurídicas

Por Alejandro S.


Fuentes jurídicas consultadas por este periódico han asegurado que la actuación que está llevando la Sociedad municipal RTVCE con sus trabajadores demorando en el tiempo el abono estipulado por sentencia judicial firme por el Juzgado de lo Social de Ceuta el pasado 26 de junio de 2013, podría suponer un presunto delito de prevaricación para todos los integrantes del Consejo de Administración, así como desobediencia a un pronunciamiento judicial.

Las actuaciones que se deriven de la responsabilidad que entraña un comportamiento de esta naturaleza, comportan responsabilidades políticas –por ser los actuantes políticos-, pero también de índole jurídico, ya que se trata de una sociedad mercantil que se rige por lo que afecta a las mismas en materia legal en cuanto a su gestión.

La actuación más que discutible de postergar en el tiempo y dilatar al máximo –como viene sucediendo desde el 26 de junio de 2013-, el abono de la sexta parte de la paga extraordinaria de diciembre de 2012 con argucias pseudo procesales y evidente ánimo dilatorio es una actuación que, a nivel privado difícilmente se entendería, si el actuante hubiera de abonar de su propio peculio las cantidades que se reclaman, ya que trataría de acortar los plazos y, por tanto los intereses de demora y las consiguientes costas que conlleva la reclamación judicial de la ejecución de una sentencia firme, lo que en el caso de RTVCE no se está dando, sino que más bien se está “engordando” la cantidad a abonar de principal con el 6% de los intereses que se deriven y que, a medida que va transcurriendo el tiempo hasta su abono definitivo, genera muchísimos más intereses que el actual rédito bancario.

Un comportamiento tan desdeñoso y altanero como éste, solo tiene explicación desde el punto de vista de que el dinero a pagar es público y quienes se “responsabilizan” de tal conducta no lo han de pagar de su propio bolsillo, pero este hecho que pudiera resultar nimio, también entraña responsabilidad jurídica, ya que la normativa que rigen en las sociedades mercantiles –como es el caso de RTVCE-, los accionistas (en este caso los miembros de la Asamblea que se constituyen en Junta General de accionistas) podrían exigir responsabilidades legales a quienes, desde el Consejo de Administración y con el asesoramiento del abogado de la empresa, están llevando esta conducta dilatoria al extremo de ignorar al juez, incumplir lo que dictó en su día y no fue recurrido e, incluso, se permitieron el lujo de someter a votación en el seno de un Consejo de Administración que habría de hacerse sobre una sentencia firme, y podrían ejercer acciones legales los integrantes de la Junta General de accionistas (cualquier político de la Asamblea) contra los integrantes del Consejo de Administración por su mala gestión del dinero del erario público.

Desde un punto de vista de la sociedad mercantil afectada por estas prácticas, se entendería que este comportamiento dilatorio es de “malos administradores”, porque están gravando el desembolso económico de la sociedad mercantil de manera arbitraria, encareciendo irresponsablemente unos pagos a los que están obligados por sentencia firme. De hecho, en el caso de que se llevase a una Junta General la votación sobre este asunto, aquéllos que votaran en contra de abonar la cantidad reclamada por los trabajadores como resultado de la Sentencia firme dictada a su favor, incurrirían en responsabilidad y se podrían practicar contra todos ellos acciones legales.

Cuando se liquide el principal de la deuda que se reclama junto a las costas y los intereses de demora, el cómputo total puede elevarse a varios miles de euros, ya que los honorarios que se devenguen en este caso no irán sobre el principal de la cantidad reclamada sino por el total. De ahí que el Juzgado a la hora de las liquidaciones exija un 30% más de la cantidad que se reclame.

Una situación que se viene alargando en el tiempo de manera arbitraria y con total indiferencia a lo que ha dictado el juez de lo Social. Lo que supone una forma de despilfarro que viene caracterizando al Gobierno de Juan Vivas en otros órdenes de su gestión política.
 

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