Juanito Valderrama cantaba “El
emigrante”, que en una de sus estrofas decía: “Adiós mi
España quería // dentro de mi alma te levo metía”. Era una
verdad como un templo, pues eso era el sentir de todos los
que emigramos de nuestra tierra, llevábamos en nuestra alma
al abandonar nuestra España.
Naturalmente, que ese sentimiento de amor a nuestra Patria,
era el sentir, en verdad, de todos los que amábamos a España
por encima de todo y nos sentíamos orgullosos de ser
españoles-¿Hay alguien por ahí, que tenga ese sentimiento
por España, a igual que todos los que fuimos emigrantes?
Por todo ello me pregunto, cada día, a dónde va España. Cuál
será nuestro destino, el destino de todos los españoles, con
la que está cayendo y, al parecer, sin paraguas con el que
cobijarnos.
Una España donde la clase media, la que mantiene la economía
de un país está desapareciendo a pasos agigantados. Para dar
paso a una diferencia abismales, con una parte escasa de muy
ricos y la inmensa mayoría del pueblo español muy pobres,
sobre los que recae el mayor de los esfuerzos, con la subida
de artículos de primera necesidad e impuestos que ya no
podemos soportar, dada la escasees de nuestra paupérrima
economía, que a duras penas nos da para poder subsistir.
Y, a todo esto, se extrañan los demócratas de toda la vida
de que en países europeos avance, cada día, más la llamada
extrema derecha, y que algunos países desarrollados avance
el partido comunista.
Mientras esto ocurre, ninguno de los partidos democráticos
europeos, se han preguntado, ni un solo instante, por qué
está ocurriendo esto que está dando lugar al avance de la
extrema derecha, comiéndole terreno de forma inexorable,
caso de Francia, a los partidos de siempre.
Deberían preocuparse más de ese avance de la extrema
derecha, de lo que están haciendo hasta el momento pues, sin
discusión alguna, puede que cuando vengan a darse cuenta, ya
no tenga solución el problema.
Deben sentarse a pensar, a qué se debe al fracaso que
últimamente están teniendo, y que ha provocado este avance,
que se a va seguir produciendo, por el cansancio del
personal comprobando que no sólo no se le dan soluciones a
sus problemas, sino que cada día les cuesta mucho más
trabajo llevar a su casa el dinero suficiente para mantener
a sus familias y pagar la cantidad de impuestos que tienen
que pagar los que menos tienen. Y ni te cuento, serrana del
alama mía, aquellos millones de parados que está comiendo
gracias a Cáritas.
Todos estos se agarran a un clavo ardiendo, y votan a algo
nuevo, con la esperanza, que es lo único que les queda, de
que igual es algo mejor, por la sencilla razón de que peor
no pueden estar.
No hay más ciego que le que no quiere ver, ni más sordo que
el que no quiere oír. Por eso la mayoría de la mediocridad
de los políticos, ni ven, ni oyen, sólo tratan de mantener
su silloncito de poder y la pasta gansa sin dar un palo al
agua. Con su pan se lo coman.
Son tan mediocres en su mayoría, que ni las ven de venir.
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