Pero eso de atender no quiere
decir que reciban buenas palabras, nada de eso, entendemos
eso de atender, dando soluciones, cuanto antes mejor.
Y no parece que desde el Ayuntamiento estén por la labor de
solucionar, de inmediato, este gran problema que afecta a
muchas personas que llevan ya varios meses manifestándose, a
las mismas puertas del Ayuntamiento.
Cansados de esperar, con sol, frío y lluvia, a las mismas
puertas del Ayuntamiento, hace un par de días, un grupo de
personas de las paradas de larga duración irrumpió en la
oficina que Caballas tiene en el Palacio de la Asamblea.
Y si no estuviéramos en un asunto tan serio como es éste
habría que decirles a esos parados de larga duración que “la
fe mueve montañas”, pero lo que no hace la fe de estas
personas, totalmente, desheredadas es mover a los del grupo
del alcalde o a sus “primos hermanos”, Aróstegui y compañía,
para que les den una solución, de verdad.
Buscaban soluciones, no palabras, porque sus problemas son
de vida o muerte, pero mira por donde “el oráculo de Delfos”,
o sea se, Juan Luis Aróstegui la única solución que les dio
es que él no podía hacer nada, aduciendo que los
representantes de los sindicatos “tienen que ayudarnos a
nosotros”. A eso lo podría llamar yo “efectividad”, pero
además lo llamo descaro e hipocresía.
Creo que las cosas deben haberles quedado muy claras a todos
estos parados de larga duración:”se acuerdan de vosotros
únicamente, cuando os van a pedir el voto, lo mismo unos que
otros, tanto Aróstegui como el grupo del alcalde”. Y yo
diría que hacen bien con pedirlo, aunque creo que estos
parados de larga duración harían mejor, mucho mejor, si,
desde ahora, nunca más volvieran a dar su apoyo a ninguno de
todos estos grupos, Caballas, PP y los demás que están
mirando a la luna de Valencia.
Naturalmente, una vez aquí, uno de los parados de larga
duración no pudo guardar silencio y dijo:”los sindicatos
tienen que dar la cara”. Sin lugar a dudas, este hombre,
además de confiar en las palabras que había oído muchas
veces, ha mostrado un grado de ingenuidad buena, y a lo
único que podía llegar era a que Aróstegui no le había dado
soluciones, pero el sindicalista, con no sé cuantos cargos
más a las costillas, se quitó de en medio el problema con un
“que eso el Gobierno”.
Lo que vienen buscando, semana tras semana, todo ese grupo
de parados de larga duración es que se les dé una solución,
que se les abran las puertas para esperar algo más que ese
paro que durante tiempo les está azotando a cientos de
familias.
La situación está llegando a unos límites que, no estando
viviéndolo, nadie se lo puede creer, porque incluso para
recibir cualquier tipo de alimentos hay que llevar una
documentación que muchos, ni siquiera tienen.
El ambiente estaba más que calentito y ahí es donde
Aróstegui se gusta a sí mismo y donde se exhibe. Aquí
también y su discurso hueco, vació de contenido y lanzando
una sarta de fuegos de artificio le hizo llegar a decir:”Los
empleados han venido a pedirnos apoyo, apoyo que estamos
dispuestos a brindar a todos los parados de Ceuta”.
Más que un brindis al sol fue un desprecio hacia unas
personas que lo están pasando mal y lo van a seguir pasando
peor. Aróstegui predicador, por algo estamos en las
inmediaciones de la Semana Santa. El camino es el mismo y
los caminantes cada día por unos derroteros más complicados.
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