LUNES 24.
Mientras se le rinden honores debidos a Adolfo Suárez
y se recuerdan los muchos valores que tuvo y que puso a
disposición de los españoles, no me resisto a contar una
anécdota de Manuel Gutiérrez Mellado: militar muy
unido al Rey y que trabajó en estrecha unión con el
presidente del Gobierno. En 1975 Gutiérrez Mellado fue
nombrado comandante general de Ceuta y delegado del
Gobierno. Por cierto, que el día de su toma de posesión se
expresó de tal guisa: “Se engañan los que creen que Ceuta no
va a ser siempre española”. Pues bien, “El Guti”,
sobrenombre por el que era conocido el general entre sus
amigos, se dejó ver muy pronto por la tertulia que tenía su
sede en el famoso Rincón del Hotel Parador La Muralla. Y un
día, estando allí, vestido de paisano, unos marineros
mercantes, de procedencia extranjera, ebrios hasta las
cachas, decidieron discutir hasta llegar a las manos. Uno de
ellos, corpulento y en posesión de una fuerza descomunal,
tuvo la mala suerte de tropezar con el taburete en el cual
estaba sentado el comandante general de Ceuta y delegado del
Gobierno. Consecuencia: el general rodó por los suelos. En
nada y menos, acudió la Policía Militar dispuesta a detener
al marinero. Pero el general, es decir, “El Guti”, dijo lo
siguiente: “Dejen tranquilo a este hombre… ¿Acaso sabe él
quién soy yo ni lo que represento?”. Y siguió a lo suyo,
tras alisarse el terno.
Martes. 25
El 12 de marzo de 2013 me despedí de Pedro Fernández
Olmedo. Fue el día que dejó de ser director del Hotel
Parador La Muralla, tras darle el relevo a Alberto San
Sebastián. Sentí, cómo no, la marcha de Pedro, tras su
jubilación, porque nuestra amistad se mantuvo siempre
intacta desde su llegada a esta ciudad. PFO es persona
afable, educada y presta siempre a hacer favores. Desde
entonces, no he dejado de preguntar por él a cuantas
personas conocidas suyas viajan a Cádiz y tienen la
oportunidad de saludarlo. Hoy me tropezado con él y con
Juanita, su mujer, en pleno centro de la ciudad, y he
sentido la alegría que a uno le invade cuando se le presenta
la oportunidad de hablar con ese amigo a quien ya no puede
ver con la asiduidad de otrora. Pedro goza de muy buen
aspecto; y a mí me pareció verle muy recuperado de los
alifafes que, durante un tiempo, le tuvieron más que
preocupado. Antes de despedirnos, Pedro me hizo saber que
sigue leyendo este periódico todos los días y fiestas de
guardar. Y además, por si fuera poco, me dijo que hasta hace
proselitismo de ‘El Pueblo de Ceuta’ en Cádiz. Como remate
del asunto: no eludió, pese a que la seriedad de Fernández
Olmedo no es muy dada al halago, comunicarme que los
lectores de ‘El oasis’ siguen aumentando.
Miércoles. 26
Noche negra para quienes somos madridistas. Nuestro equipo
perdió en el Sánchez Pizjuán ante un Sevilla que dio muchas
facilidades para que hubiera ocurrido lo contrario. Los
despropósitos defensivos del Madrid le sirvieron a los
locales para ganar sin apenas inquietar a Diego López.
Por cierto, Alfredo Relaño ya le ha endilgado la
culpa de la derrota al guardameta gallego por no haber
evitado el segundo gol. El amor del director del ‘Diario AS’
por Casillas es como el de Romeo por
Julieta: ciego. Quien sí puso a su equipo en estado de
pesadumbre fue, una vez más, Xabi Alonso. Otra vez
volvió a mostrarnos que su lentitud, unida a la rigidez de
una cintura que está oxidada, le impide ser ese escudo de la
defensa que tanto necesita su equipo. En lo tocante a
Ronaldo Cristiano, qué razón llevaba José Mourinho
cuando dijo de él que se niega a recibir los consejos
adecuados para ser más grande jugador de lo que ya es. Se le
nota a la legua que hace lo que quiere con Carlo
Ancelotti. De modo que se pasa el partido yéndose de un
sitio bueno a otro malo y de éste a otro malísimo. Y está
dedicado más que a jugar a hacer él de entrenador en el
césped. Lógico es, por tanto, que haya perdido el oremus. No
se entera, la gran estrella portuguesa, que su equipo lo
necesita por la banda izquierda para que siga siendo ese
quebradero de cabeza que siempre fue para los rivales.
Ancelotti, a quien consideraba hombre práctico como italiano
que es, resulta que viene jugando con un medio campo de
pitiminí y que le ha valido única y exclusivamente para
ganarles a los equipos de andar por casa. Un medio campo
que, además, carece de la ayuda de los delanteros. No es
extraño, pues, que el Madrid vaya ya a la deriva (Ah, cuando
un futbolista sale del terreno de juego para cambiarse las
botas o para cualquier otro menester, inmediatamente se
deben tomar las medidas oportunas para que no se eche de
menos. La culpa, por tanto, no fue de Bale).
Jueves. 27
Cuando aún no se han apagado los ecos de la muerte de
Adolfo Suárez, personaje principalísimo para hacer la
operación de pasar de un régimen a otro, en compañía de
Torcuato Fernández Miranda, he sentido la sensación de
que se cometía una injusticia el que no se haya destacado a
Fernando Suárez, que fue quien sacó adelante la Ley
de la Reforma Política en virtud de la cual se hacía
pacíficamente, y legalmente, la transición de un régimen a
otro régimen. Aquel proyecto de ley triunfó por la
excepcional defensa que hizo Fernando Suárez, a quien
acompañaba en las tesis de aquellas ponencias Miguel
Primo de Rivera, Belén Landáburu, Noel Zapico
y otros, según aparecen en mis notas de la época. El
protagonista de la ley era Adolfo Suárez, pero el
protagonista de que saliera fue FS. Éste tenía una
personalidad política y parlamentaria fascinante. Sin
embargo, tras la restauración democrática,
sorprendentemente, fue condenado al ostracismo. Se dijo,
entonces, que podía ser por los celos mal reprimidos del
otro Suárez –Adolfo-. Si fue así, no dejan de ser errores de
humanos…
Viernes. 28
Seis de la tarde. Decido darme mi caminata de cada día.
Debido a que por la mañana estaba lloviendo y opté por
suspenderla. En los jardines de la Argentina me hallo con un
conocido con quien suelo disfrutar pegando la hebra cada vez
que nos topamos. Mi conocido es persona que todos los
veranos vive parte de sus vacaciones en Andalucía. Y a veces
me habla de los pueblos blancos de Cádiz y de lo bien que se
lo pasa él recorriéndolos durante su estancia allí. De
pronto, va y, refiriéndose a un amigo mío, me dice que se ha
enterado por un familiar que está pasando el equinoccio.
Cuando nos despedimos, amén del pesar que me ha producido la
noticia sobre mi amigo, caigo en la cuenta de que hacía la
tira de tiempo que yo no oía esa frase tan andaluza: Pasar
el equinoccio viene a significar “pasar penas o
calamidades”. Ejemplo: “El marido parado y teniendo tres
niños, la pobre Rosarito está pasando el equinosio”. He
aquí, además, un ejemplo claro de “seseo”.
Sábado. 29
Observo como Emilio Carreira acapara hoy la atención
en los medios como portavoz. Prueba evidente de que su tan
deseada recuperación es ya un hecho del cual se alegra quien
escribe. La alegría, creo haberlo dicho ya, es porque uno
siente siempre el bienestar de la satisfacción cuando se
entera que cualquier persona ha conseguido darle un regate
magistral a una situación de gran peligro. En el caso de EC,
el contento es doble: debido a que le vengo tratando desde
hace un montón de años. Lo cual no significa que nuestras
relaciones hayan sido magníficas. En modo alguno. Me
explico: mis relaciones con él han estado en todo momento
precedidas por la educación y la frialdad. Ni una palabra
más alta que otra pero tampoco hubo nunca el menor atisbo de
tener que caernos bien por sistema. Forma de comportarnos
que, al cabo de los años, nos ha puesto en condiciones, creo
yo, de poder conversar sin envaramiento alguno. Y es que ni
él se pone estirado ni orgulloso cuando habla conmigo ni a
mí se me ocurre darle la matraca. Aunque motivos tengo para
insistirle que es la persona más indicada para que los
ajustes de cuenta puedan acabarse con dos o tres disparos al
aire. En fin, que una vez comprobado que Emilio Carreira se
atreve ya con todo, dejaré de ocuparme de su salud. Por mi
parte, me place muchísimo darle el alta como cargo
importante que está ya en plena actividad.
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