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OPINIÓN - DOMINGO, 30 DE MARZO DE 2014

 

OPINIÓN / EL OASIS

Vive en plena euforia
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Tentado he estado de no escribir más de esa reunión que ha tenido nuestro alcalde con su homólogo de Melilla. Encuentro que ha durado dos días y que ha suscitado el interés de los medios de comunicación de ambas ciudades. Que es, en principio, lo que ambos alcaldes buscaban: ser actores principales de un problema del que forman parte, sin duda alguna, pero tan sumamente complejo como para que sus voces sólo alcancen a que se les conceda algo más de dinero con los que hacer frente a una situación tan sumamente complicada: un rompecabeza en todo los sentidos como es buscar soluciones a la avalancha de inmigrantes que asaltan las fronteras.

He dicho que he estado a punto de no decir ni pío de las conversaciones habidas en Melilla entre Vivas e Imbroda, rodeados de concejales y colaboradores, con el fin de atraer la máxima atención periodística sobre ellos. Por entender que lo allí acordado lo podían haber logrado desde la distancia que media entre ambas ciudades. Aunque, tras enterarme del estado de ánimo de nuestro alcalde, tras finalizar lo que han dado en llamar cumbre bilateral, haciendo galas de ampulosidad y pedantería, no me he resistido a redoblar el tambor al respecto de tan celebrada cumbre (!).

Nuestro alcalde ha encontrado en el alcalde de Melilla al compañero ideal para reunirse con él en cuanto se siente agobiado y desea darse el piro de su despacho y de las calles de una Ceuta que ya no puede pasear con las ínfulas que las transitaba antes.

Reunirse con Juan José Imbroda ha supuesto para nuestro alcalde el escapismo tan deseado por él desde hace ya tiempo: huir de una realidad que le disgusta, especialmente a través de la distracción y la fantasía. Todo antes que tener que soportar a las mismas gentes, leer lo que tanto le desagrada o darse cuenta de que su imagen está sufriendo un deterioro con el cual no contaba. Y, lógicamente, más que aburrirse, que se aburre, lleva ya tiempo detestando todo cuanto acontece a su alrededor.

El compañero ideal de Juan Vivas, JJI, tiene una forma de ser diametralmente opuesta a nuestro alcalde. No es muy dado a los saludos ni tiene el menor interés por ser reconocido como poeta ni cosas por el estilo. Incluso evidencia que es poco amigo de los abrazos chillados ni de repartir halagos como quien hace churros de memoria. En suma: que la severidad de sus gestos no invita a que le doren la píldora.

Ante esa forma de proceder del alcalde de Melilla, el nuestro, Juan Vivas, ve el cielo abierto. Así, en cuanto puede se cita con la primera autoridad melillense donde sea. Ora en Madrid, ora en Málaga, ora en la Conchinchina, o bien en Melilla. Sabiendo de antemano que su labia y su manera de ponerse tan bien puesto ante los demás van a causar muy grata impresión.

Que es lo que ha vuelto ocurrir durante los días que se ha pasado nuestro alcalde entre melillenses. Tan bien le ha ido, discurseando allí, de todo lo habido y por haber, que vive actualmente en plena euforia. Y es que nuestro alcalde tiene la envidiable condición de dar crédito a cuanto le agrada. Y en Melilla, las adulaciones y los aplausos que le han dedicado a sus intervenciones, le han hecho creer que estaba recibiendo honores de gobernante de tronío. Resultado: volverá más ensoberbecido por los ditirambos recibidos y emborrachado de distinciones. Es decir, más atacado de una enfermedad de altura: la de ser un enfermo del poder.
 

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