Su trayectoria como costalero después de treinta y cinco
debajo del paso de Nuestro Padre Jesús de la Flagelación,
las vivencias que tuvo durante mucho tiempo como nazareno en
la cofradía, en la que ingresó cuando apenas tenía nueve
años, el bautizo de su hija, que lo hizo con el traje de
nazarena, el recuerdo a todas las personas con las que ha
trabajado durante tantos y tantos años fueron los argumentos
del emotivo pregón que Salvador Bolorino ofreció en la noche
de ayer en la Catedral.
Fueron palabras muy sentidas y llenas de momentos de fe y de
emoción, cuando al costalero rompe a llorar debajo del paso
tras hacerle una firme promesa a los titulares de la
cofradía, Nuestro Padre Jesús de a Flagelación y María
Santísima de la Caridad.
Un momento vibrante del pregón fue cuando Bolorino reprodujo
parte de lo dicho por el Papa Francisco en las jornadas de
cofradías, en la que el Santo Padre se dirigió a todas las
hermandades y cofradías. Solemne y espectacular el detalle
de un hombre que sabe lo que es sufrir y vivir las
sensaciones que se producen cuando uno costal en mano se
introduce debajo del paso, algo que Bolorino hizo después de
ocho años de nazareno. Salió por primera vez de costalero
con diecisiete para cumplir una promesa que le hizo a su
padre.
A los pies de la imagen de Nuestro Padre Jesús de la
Flagelación, el pregonero, con voz firme y marcando bien los
tiempos a la hora de dirigirse a los asistentes, fue
desgranando toda su trayectoria y lo que “siente uno debajo
en las trabajaderas”.
El año pasado, Bolorino iba a dejar de salir, aunque como
llovió y no se pudo hacer la salida, será esta año cuando se
despida de todos los que han sido sus compañeros de paso.
|