Algo parece que se deben asemejar,
en la realidad, estos dos términos y algo muy parecido
llegaron y llegan en sus actuaciones, porque en ambos se
llega o se intenta llegar al anti sistema.
Y razón tenía hace un par de noches el profesor Ramón
Tamames, hombre al que no se puede encuadrar, ni mucho
menos, en la derecha, cuando valoraba la actuación de los
unos hace tres años ya y comparaba las actuaciones esas con
los disturbios organizados el pasado día 22, en Madrid.
Empiezan a ser molestos, muy molestos, estos grupejos,
desperdigados de toda la normalidad y empiezan a ser
molestos y dañinos, porque sin una cabeza visible al frente,
y eso es lo malo, con el desorden por bandera, sin un
control en las manifestaciones y sin ningún tipo de
responsable, van campando por sus fueros, van cada uno como
le da la gana y nadie se responsabiliza, especialmente,
cuando llegan esas lesiones a miembros de la policía.
Esto hay que cortarlo y hay que cortarlo, porque entre los
Cañamero de turno, el alcalde de Marinaleda, los desgajados
de grupos radicales gallegos y otros tantos del mismo
talante están convirtiendo Madrid en un manifestódromo, con
los perjuicios económicos y con las repercusiones, en forma
de paro, que puede traer todo eso, por el daño que se viene
haciendo de muchos establecimientos perjudicados por tanta
manifestación.
Hace tres años, con aquel 15M famoso hizo que muchas
empresas de Madrid, en el mismo corazón de la ciudad, en
toda la zona de la Puerta del Sol, sufrieran unos
desperfectos y unas pérdidas considerables, eran los
indignados que montaron su campamento en el mismo centro de
la capital, como si hubieran llegado a conquistar su propio
territorio.
La marca Madrid y por ende la marca España sufrió un
desgaste grande, en cuestión turística y en cuestión
comercial. De aquello no se responsabilizaba nadie, nadie
organizaba y nadie desorganizaba, era el desmadre, la
anarquía o el contra sistema.
Y ahora, los mismos perros pero con distintos collares,
aparecen esos grupos de “por la dignidad”, sin nadie al
frente y lo que llamaban una manifestación pacífica terminó
con unos altercados de los que quienes salieron peor parados
fueron los servidores del orden. ¡¡Basta ya!!, y digo eso
de, basta ya, porque los problemas, tras la agresividad
hacia las fuerzas del orden, se trasladan a la Universidad y
pasan de reclamar más becas, menos tasas y demás a destrozar
mobiliario, en todo Madrid. Con lo que destrozan algo que
hay que reparar y, naturalmente, ese dinero de las
reparaciones de todos los destrozos ya no podrá usarse en
más becas o en mejores servicios, pongamos por caso. Buscan
el caos, no se puede decir otra cosa
Los alteradores de todo este orden, en el centro de Madrid,
salen a la calle en busca de donde poder dar “el golpe”, en
cuanto se presente la ocasión y quienes están encargados de
mantener el orden, personas que tienen hijos, que tienen
padres, que tienen esposas y tienen familias, se encuentran
con que tienen que hacer frente a unos desalmados que van,
si lo consideran preciso, “a matar al policía” y si hay la
mala suerte de que estos “activistas” o “activadores” sufren
cualquier daño, por corto que sea, el policía será el
primero que tenga que pagar “aquel desliz”.
¡¡Basta ya!! De indignados a por la dignidad, pero con
cabezas visibles, con responsables de organización, no a la
ventura, al asalto, a escondidas y sin responsabilidad
alguna. Aquí, con esto, que los “cañameros” de turno o los
“alcaldes de una Marinaleda cualquiera” sean capaces de dar
la cara, porque la anarquía y el desorden no es lo más
potable.
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