Como hacía muchos veces, Munir M.M. charlaba tranquilamente
con sus amigos, entre los que se encontraba Hamza, cerca de
su domicilio. Pasaban algo más de diez minutos de la
medianoche cuando la fatalidad y la desgracia llegó al
grupo. Dos individuos encapuchados se liaron a tiros, según
testigos presenciales se oyeron hasta una veintena de
detonaciones, de los que siete impactaron en el cuerpo de
Munir, que caía al suelo desplomado tras ser acribillado a
balazos.
Es la crónica de una noche fatal en la que un joven con toda
la vida por delante, tenía solo veinte años, la perdía en la
calle Este, muy cerca de la antigua plaza de la barriada del
Príncipe Alfonso, una barriada que vuelve a vivir y a sufrir
con la tragedia.
Los pistoleros, según el testimonio recogido por este
periódico, salieron de los callejones aledaños y apenas
dieron opción al joven, que cayó desplomado, herido de
muerte, muy cerca de su domicilio.
Tras los disparos, el joven fue recogido e introducido en un
vehículo particular en el que fue conducido hasta el
Hospital Universitario de Ceuta.
Según pudo saber este periódico a las puertas del hospital,
las heridas producidas por los impactos de bala ocasionaron
lesiones de tal gravedad que apenas si se pudo hacer nada
para salvar la vida del joven, que fallecía a los pocos
momentos de llegar hasta el centro hospitalario.
La noticia embargó de dolor a los familiares, entre ellos su
hermano y amigos que se encontraban a las puertas del centro
hospitalario, viviéndose momentos de tensión.
Dotaciones de la Policía Nacional y de la UIR de la Policía
Local estaban en el lugar, en los que solo se vivieron
momentos de mucho dolor e impotencia ante semejante
tragedia.
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