Un día aciago de marzo, un año después del adiós a mi padre,
tenemos que despedir al Presidente Suarez. Se nos ha ido
como le gustaba vivir, luchando para intentar aferrarse a la
vida, aunque ya no fuera consciente de ello. Ha finalizado
su camino, dejando este mundo con la satisfacción del deber
cumplido, libre de equipaje, casi desnudo como los hijos de
la mar, como cantara Machado. Libre del deshonor, de la
miseria de la corrupción. Sin una macula que no sea la ira
frustrada de los que no quieren vivir en paz, los que no
aceptaban ni aceptan la convivencia.
Supo y pudo, configurar un nuevo régimen nacido de las
entrañas de una dictadura. Cuando todo parecía imposible,
convenció a la mayoría de la necesidad de construir el
edificio del estado entre todos. No excluyó a nadie, se
excluyeron ellos solos, cuando la losa del anquilosamiento y
el odio les impedía ver la normalidad de lo que en la calle
era normal. Pero a pesar de las dificultades, que fueron
muchas. Llevó a España a la modernidad, al estar entre las
naciones avanzadas del mundo. Su majestad el Rey lo eligió
para esa tarea y estuvo a la altura de miras que la historia
le exigía.
Entre todos hicimos la democracia, pero es innegable que si
no se hubiera votado la reforma política en las propias
cortes de entonces, esa lucha hubiera sido costosa en todos
los aspectos. Ese día se construyeron los cimientos de la
democracia, y lo hicieron los procuradores con su voto, un
voto que sabían, los postergaba al pasado.
Después, continuo sirviendo a su país, los cimientos dieron
paso a la Constitución que nos permite tener unas reglas de
juego, que aseguren la libertad, igualdad y sometimiento de
todos al imperio de la Ley, aunque algunos se empeñen en
destruir ese camino, intentando destruirla o no
cumpliéndola.
En ese tiempo de luces y sombras, tuvo la gran oportunidad
de debatir con políticos de una gran talla, desgraciadamente
hoy no abundan. Y aunque de distintos signos políticos, el
sentido de estado y la cordura se impusieron. Pactar,
dialogar, anteponer a los intereses personales y
partidistas, los intereses de la nación, de todos los
ciudadanos, era lo que entonces se hacía. Contribuyo su
hipnótica mirada, el sentido recto que tenia de las cosas,
su honradez y su estilo. Y en ese empeño, le siguieron otros
líderes políticos, sindicales y de la sociedad en general. Y
también mi padre. Empezó con el en UCD y termino su andadura
política activa en el CDS. Siempre le quiso, le admiró y le
convenció.
Visitó Ceuta como Presidente del Gobierno, porque mi padre
se lo pidió, igual que le pidió que le apoyara para que
Ceuta estuviera incluida en la Constitución Española, como
así ha sido, a pesar de lo mucho que costó, de los disgustos
que este empeño le originaron a ambos.
Dimitió cuando supo que estaba solo, que no podía culminar
sus intenciones políticas, se fue simplemente, lo anunció en
televisión y ese día supe de la grandeza de este hombre.
España, otra vez España, por encima de todo.
Aguanto de pie, sin agacharse, a la intentona golpista del
23 F, dando la cara y defendiendo su dignidad de Presidente
del Gobierno, no pudieron derribarle, era la cordura, la
decencia frente a la sinrazón, frente al miedo. Venció la
dignidad, el sometimiento a la Ley y la democracia.
Dignificó la historia frente a las metralletas, al lado de
su vicepresidente.
Ha vivido sin escándalos, podía prometer y prometía, pero
cumplía su palabra. Nadie le ha podido acusar de llevarse un
duro, de ceder a ningún chantaje. En una época difícil,
culminó un bello y gran capítulo de la historia de España.
Con el entramos en el siglo XX.
Estoy triste, siento su ausencia, pero también sé que nunca
se ira del todo, algún día será el referente de lo que tiene
que ser un Político. Su espíritu, el de los grandes hombres
siempre nos acompañará. Ahora se ha reencontrado con mi
padre, seguro que se fumaran un cigarrillo juntos y
discutirán de lo que les apasionaba. Allí estarán también
Antonio Domínguez y todos los que le siguieron y confiaron
acertadamente en su carisma, en su honor. Siempre con usted
Señor Presidente.
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