Los Servicios de Seguridad marroquíes han detenido en Rabat
a Sylvain Bertrand Guillaume Decker, alias Souleymane, en el
marco de la operación desarrollada el pasado 14 de marzo, en
la que se desmanteló la principal red internacional asentada
en España dedicada a la captación y envío de yihadistas a
organizaciones terroristas asentadas en Siria, Mali o Libia.
Según ha informado la Policía Nacional a través de una nota,
Sylvain Bertrand Guillaume Decker, de nacionalidad francesa,
es uno de los yihadistas voluntarios captados por Mustafá
Maya Amaya, principal cerebro de la red, a quien alojó y
mantuvo en su domicilio de Melilla como paso previo a su
desplazamiento a zonas de conflicto.
El detenido es un retornado de Siria que pretendía volver a
dicho país a través de la red española para reintegrarse en
alguna de las franquicias de Al Qaeda desplegadas en la
zona.
Según informa la Policía, el arrestado estuvo alojado
recientemente en el domicilio de Mustafá Maya en Melilla
durante un corto espacio de tiempo, coincidiendo con otro
voluntario francés, Paul Cadic, quien permaneció en la casa
tras la marcha de aquél, y que fue detenido posteriormente
en el marco de esta operación junto con un tercero, también
de nacionalidad francesa.
Retorno de yihadistas
Los servicios de inteligencia admiten por primera vez que ya
hay retornados en España de las células yihadistas de Al
Qaeda que combaten en Siria contra el Gobierno de Bachar el
Asad. El diario ‘El Pais’ publica que se trata de jóvenes
dispuestos a hacer la yihad en España después de haber sido
formados en armas y explosivos. Después de haber matado.
“Desconocemos cuántos han ido y los que han regresado. Ese
es el peligro, que no sabemos todo lo que deberíamos saber.
Nadie es capaz de dar cifras fiables”, reconoce un mando de
la Comisaría General de Información.
A Francia y especialmente a Marruecos —más de 30 casos—
llegaron los primeros retornados. Ahora le toca el turno a
España. “Su peligro potencial es brutal. Son gente que ya ha
matado. Tienen una preparación que no la tiene ni el
Ejército de Bachar el Asad. Los retornados son el mayor
problema de seguridad que tenemos”, asegura un responsable
policial español.
Hasta ahora solo se conocía el caso de Abdeluahid Sadik
Mohamed, un ceutí de 28 años, casado y padre de dos niños de
5 y 6 años. Es el primer muyahidin español que ha regresado
con vida, el único testigo del horror al que los agentes de
la Brigada de Información Exterior de la policía han podido
mirar a los ojos en el cuartel de Canillas (Madrid) e
interrogar a fondo. Participó en el asalto a la prisión de
Abu Ghraib en Bagdad (Irak) para liberar a 500 yihadistas
presos y libró duros combates en Siria antes de ser detenido
en el aeropuerto de Málaga el pasado 5 de enero. Regresaba
después de ocho meses de yihad.
¿Por qué volvió este joven del barrio de El Príncipe?
Abdeluahid afirmó ante sus interrogadores que lo hizo para
escapar de la acción suicida que le propusieron sus jefes
del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL), pero los
policías dudan. De su testimonio y de la información que las
antenas de la Policía y el CNI envían desde Siria se
concluye que no es el único retornado. ¿Cuántos son?
¿Quiénes son y dónde están? “Seguimos muchas pistas, hay
varias investigaciones abiertas”, responde lacónico un
agente operativo.
“Si no hago una yihad allí la haré aquí. No te preocupes por
mí, tendré a mis vírgenes en el paraíso”. La conversación
entre un yihadista español y su esposa, captada por los
servicios de inteligencia, demuestra la determinación de
algunos de los jóvenes muyahidin que desde hace dos años han
viajado a Siria desde seis ciudades españolas en busca de la
muerte. Nadie sabe cuántos son —se han podido certificar un
centenar de casos— ni tampoco los que han muerto —al menos
seis ceutíes en acciones suicidas—, pero lo que más inquieta
es ignorar el número de los que han regresado formados y con
el objetivo de actuar aquí.
Las rutas hacia la muerte están cambiando. Estambul
(Turquía) fue la primera parada de Rachid, Piti y Tafo, los
tres jóvenes ceutíes de El Príncipe que se integraron en el
Frente al Nusra— la principal filial de Al Qaeda en ese
país— y se suicidaron en Siria, causando centenares de
muertos. También utilizaron ese trayecto Abdeluahid, el
retornado capturado en Málaga, y decenas de yihadistas
marroquíes y franceses, pero ahora ese camino está cegado:
las fronteras sirias con Turquía se han reforzado y los
jefes de los campamentos de las filiales de Al Qaeda están
obsesionados con la infiltración. Esta conjunción de
factores ha cambiado algunas cosas. “Nos enfrentamos a un
enemigo que está vivo y evoluciona”, explica un
especialista.
Solo los que acreditan una presentación respetable, como la
del barbudo Mustafá Maya o la de Marquitos, el reclutador
ceutí detenido el pasado verano, y pasan el corte de la
formación en los campamentos libios son enviados a Siria a
combatir contra las tropas de Bachar el Asad. “Les resulta
más fácil y accesible. Así garantizan que los que van son
fiables, que no hay espías. En Siria ya han capturado a
algunos infiltrados marroquíes, uno de ellos de
Castillejos”, asegura un jefe policial.
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