El pasado jueves, 20 de marzo, a
las 18,00 horas aproximadamente, comenzó el equinoccio de
primavera. Estación que nos altera la sangre más que en
otras épocas del año. Pero, al no haber sido recibida en
igualdad de condiciones por todos los españoles, como por
ejemplo, por los seis millones de desempleados y por los
otros tantos millones de pobres y estafados por las
preferentes o desahuciados de sus viviendas... Se les altera
la sangre no estacionalmente sino distintamente que a la
gente afín al poder. A raíz de la alergia crónica que les
produce las arbitrariedades ejecutadas por ciertos
gobernantes españoles y sus esbirros a escala nacional,
autonómico, provincial y local.
No siendo para menos, dicha tirria existente contra los
políticos. La que aumenta por segundos, si es que se tiene
algo de sensibilidad con lo que está acaeciendo en esta
España de violeteras, mantillas, peinetas y flauteros. Como
consecuencia de lo que se ve y se oye diariamente en los
distintos medios, sobre los procederes corruptos e
injusticias cometidas contra los más débiles e indefensos de
nuestra sociedad civil, pagana y trabajadora.
Provocando dichos procederes, que se hayan organizados
durante los dos últimos años manifestaciones y
concentraciones de toda índole, entre ellas, las de estos
días de las “Marchas por la Dignidad”, apoyadas por un
centenar de colectivos sociales. Marchas que partieron
caminando desde distintos puntos de España dirección a
Madrid. Con el objetivo de ser oídos y realizar una acampada
en la capital de los reinos de Taifas actuales. Por la
retrógrada política económica, social, cultural, sanitaria y
jurídica… con tantos recortes ejecutados por el Gobierno del
PP.
Siendo significativo que, cuando el pueblo actúa
pacíficamente de acuerdo al derecho de reunión y
manifestación reconocido en la Constitución. O cuando algún
colectivo o alguien se expresa de acuerdo a los principios
democráticos contra la corrupción política o, reclamando
libertad, trabajo y viviendas dignas…Son reprimidos
verbalmente por los inquisidores tanto femeninos como
masculinos existentes en la rancia derecha del PP. Y si no
consiguen sus objetivos opresores con tácticas confundiendo
y amedrentando a los faltos de principios históricos y
políticos, utilizan las fuerzas estatales a su disposición.
Habiendo salido a la palestra, en esta ocasión, contra los
integrantes de las columnas de las “Marchas por la
Dignidad”, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio
González. Equiparando dichas marchas con el grupo neonazi
griego, Amanecer Dorado. Diciendo que el objetivo de las
mismas: “Es un llamamiento a la revolución, a la subversión
del orden constitucional, al incumplimiento de la ley.
Siendo lo mismo de lo que figura en el programa del grupo
griego, Amanecer Dorado, que ha sido condenado por sus
políticas…”.
Los salvadores patrios de esta nacionalista España del PP de
Mariano Rajoy. Como ha quedado demostrado, una vez más,
realizan acusaciones como las de Ignacio González, y otras
de personajes de su misma calaña y catadura moral y
política, como fueron las descalificaciones parecidas contra
los escraches.
Menos mal, que la nueva Ley de Seguridad ciudadana, aprobada
en el primaveral 20 de marzo, tardará unos días en entrar en
vigor. De lo contrario, el nefasto ministro del Interior,
Jorge Fernández Díaz, hasta podría movilizar a los
vigilantes jurados, para que actuaran de acuerdo con las
competencias otorgadas, contra los miles de ciudadanos de
las “Marchas por la Dignidad”. Al haber iniciado su partido,
la privatización de la seguridad estatal, de igual o
parecidamente como lo querían hacer con la Sanidad…
Ministro que está en el punto de mira, por haberse atentado
presuntamente contra los principios más elementales de los
derechos humanos. Por el grave asunto de los emigrantes
ahogados al intentar pasar de Marruecos a Ceuta nadando. Y
por el execrable proceder de las afiladísimas concertinas
colocadas en las vallas fronterizas entre Marruecos y Ceuta
o Melilla…
Por ello, cuando veo esas alambradas y las terribles
imágenes de los emigrantes sin haber sido presuntamente
socorridos debidamente. Me acuerdo de los campos de
concentraciones, como el de Mauthausen, en el que estuvo
preso mi apreciado amigo (q .e. p. d.) Juan Martínez Andújar
“Caballero de la libertad”. Al que un 19 de marzo, de hace
una década aproximadamente, acompañé en la Diputación de
Cádiz. Donde fue reconocida su gesta defendiendo pacífica y
democráticamente sus ideales antes y durante la incivil
Guerra Española de 1936. Teniendo que exiliarse como
consecuencias de los vientos, mareas y tempestades
franquistas...
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