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OPINIÓN - SÁBADO, 22 DE MARZO DE 2014

 

OPINIÓN / EL OASIS

Más falso que Andropov
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Llevábamos mucho tiempo sin cruzar palabra alguna. Algo más de un año. Nunca me dijo, la verdad sea dicha, Manolo, si sigues escribiendo mal de Vivas…, te retiraré el saludo. Pero uno, que ya es perro viejo, apenas necesita cuatro gestos, con visos de desaires, para darse cuenta de que alguien quiere hacerse notar como ofendido.

En esta ciudad, ofendidos conmigo debe haber muchos. Pero, sinceridad obliga, no creo que todos tengan la misma preparación que ha mostrado siempre la persona a la que me refiero y cuya obsesión hablándome, días atrás, consistía en rogarme que no se me ocurriera mencionar su nombre.

Coincidimos en el Hotel Parador La Muralla, apenas comenzada la tarde y nos sentamos a una mesa de la terraza en la que nada más que se oía el rumor del agua de una fuente capaz de serenar los interiores. Aunque antes, y con cierta extrañeza por mi parte, me había vuelto a saludar tan efusivamente como solía hacerlo otrora.

Tras haber refrescado el gaznate con la cerveza de turno, en día soleado, nuestro hombre fue al grano: “Se necesita un político joven, nuevo e inteligente, pero con la madurez necesaria para encarar los muchos problemas que existen en esta ciudad. Créeme, Manolo, básicamente hay que buscar un candidato moral y espiritualmente sano, que en lugar de actuar por resentimiento, sea capaz de aplicar el sentido común”.

Quieres decir que tú estás convencido de que nuestro alcalde está acabado políticamente. Y que toda la confianza que tenías depositada en él, desde hace un montón de años, se ha ido al garete. Por lo que has pasado ya a formar parte de los miembros de esa cofradía cuya opinión fundamental consiste en que nadie debe estar rigiendo los destinos de una ciudad tres décadas.

-Llevas razón. Claro que la llevas, Manolo; a pesar de que he tardado mucho tiempo en aceptar el hecho y también en conversar contigo. Incluso te diré que me he dado cuenta, aunque tarde, que Vivas, como político, es más falso que Andropov: aquel célebre director del KGB con conocimientos económicos, además. Que empezó ganando fama de cercano y persuasivo y terminó traicionando a sus más allegados cuando se trató de mantener o elevar su posición.

Seguro que hasta acabaré por oírte, ya mismo, que estás seguro de que el poder corrompe. Y que el poder absoluto lo corrompe absolutamente todo.

-Sí; pero tampoco es menos grave que alguien, por llevar muchísimo tiempo aferrado al poder, aunque sea mediante acción democrática, demuestre a cada paso una crueldad desdeñosa, una especie de brutalidad, más bien de un carácter femenino. Por cierto, Manolo, hablando de carácter, te diré lo siguiente: Cuando no sopla el viento, incluso la veleta tiene carácter. Pues el carácter no deja de ser la virtud de los tiempos difíciles.

Es momento de volver a refrescar el gaznate con otro nuevo sorbo de cerveza. Mientras a escasa distancia picotean varios gorriones por entre las mesas. Y me acuerdo de Alejandro: aquel jefe de barra de la cafetería del Muralla que sentó cátedra en el oficio. Pues cada mañana, lo primero que hacía es alimentar a sus pájaros con verdadero mimo...

¿En qué piensas, pregunta mi interlocutor?

En el daño que te habrá hecho a ti nuestro alcalde como para que ahora vengas a contarme lo que me has contado.
 

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