Es la situación en la que se
encuentran muchas personas, cada día más, y que lleva a
plantarse, donde sea, para al menos poder comer, porque
fuera de eso todo lo demás parece un imposible para
muchísimas familias hoy en día.
Llegados a esta situación y no con gentes de fuera, sino con
personas nuestras, de nuestras mismas ciudades, de nuestros
mismos barrios, se hace todo lo que sea necesarios para
poder estar, si acaso, al sol.
Por eso, no me extraña nada que una madre, me da lo mismo
que tenga 40 años, como que tenga 24, sea lo suficientemente
“valiente” como para presentarse en el mismísimo Pleno y
reclamar algo que, para ella, es vital, es de vida o muerte,
tanto para su familia como para ella misma.
Una joven madre, Deborah, con tan sólo 24 años se presentó
en el Pleno de la Asamblea para pedir, ¡¡ tan sólo esto!!,
que no le corten el servicio de agua y se le permita poderlo
pagar, en cuanto ella pueda.
No es mucho pedir para una madre que está viviendo bajo un
techo casi en ruinas, con sus dos hijas. Un techo que no es
suyo, que un día se decidió a “ocupar” y que si no tiene
dinero no podrá pagar, por mucho que ella lo quiera hacer,
porque a lo que no se niega, en absoluto, es a pagar.
Naturalmente, cuando tenga dinero.
Yo, en más de una ocasión, he dicho que muchas familias
estaban haciendo cada día, “la multiplicación de los panes y
los peces”, y ya me dirán si esta joven madre no supera a
todos los demás, al estar subsistiendo ella y sus dos hijas
con tan sólo 360€ que es lo que recibe de la ayuda del
Ingreso Mínimo de Inserción Social.
¿Hasta donde se puede llegar así?. Muy poco lejos, por lo
que ella, como ocurre con otros cientos de familias, lo
único que pide es una oportunidad para poder trabajar, donde
sea y como sea, con lo que podría tener, cuando menos, una
vida digna.
Y hay que tener los nervios de acero para que no se
resquebrajen y se diga, cuando menos “su verdad”, que
seguramente que no es estar aumentando mucho de la auténtica
realidad que la envuelve.
Por eso, el “ enfrentamiento” con la consejera de Fomento,
Susana Román, tiene su explicación, por mucho que la propia
consejera afirme que se ha atendido a esta mujer, pero que
todo expediente lleva un proceso.
Ya estamos con lo de siempre, papeleo, más papeleo, intento
de solución pero “ a lomo de caracol”, cuando las
necesidades viajan más rápidas que el propio AVE.
No voy a quitar ni un ápice de razón a lo que diga Susana
Román, pero entre ese camino lento y tranquilo para que
llegue una solución, y la impaciencia, porque es cuestión de
vida o muerte, de una madre de familia necesitada, siempre
me voy a quedar con la razón de esa madre y me pondré en
contra de ciertos servicios, como son agua o luz, que lo
primero que piensan es en recoger dinero y sólo muy detrás
de eso se preocupan de dar un buen servicio, o mejor un
servicio, a los que pagan y de cortar el suministro a
aquellos que no pudieron pagar a tiempo.
Hay cosas con las que no se puede jugar y, en estos momentos
muy especialmente, no podemos hacer oídos sordos a alguien
que, sin dinero, reclama, casi suplica, que no se le corte
el agua, algo que no es estar pidiendo demasiado.
Y que está dispuesta a pagar lo que haya consumido se pone
de manifiesto por el hecho de haber acudido a las empresas
de la luz y el agua, para dar de alta, legalmente, el
servicio y así poder pagar, naturalmente, cuando disponga
del dinero suficiente.
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