Los monitores de las piscinas del Guillermo Molina y el Díaz
Flor se muestran expectantes, pero también recelosos, ante
la redacción del nuevo pliego de condiciones sobre la
gestión de esta actividad que se está llevando a cabo. En
este momento, la Ciudad Autónoma tiene delegada en la
empresa Arasti Barca la gestión de los monitores, es decir,
su contratación. Y es que, la gestión de las piscinas, así
como los ingresos por las actividades dependen del Instituto
Ceutí de Deportes. En el último pleno ordinario de la
Asamblea, celebrado el 27 de febrero, salió a la luz la
situación por la que atraviesan estos trabajadores, que
denuncian discriminación salarial en función de la
antigüedad, que no cobran los trienios o la pérdida de parte
del sueldo si sufren una baja por enfermedad. Elena Mateo,
representante de los 23 trabajadores, cuenta como mantuvo
una reunión el lunes siguiente al pleno con el consejero de
Deportes, Premi Mirchandani, en la que este le reiteró que
no podía interceder porque se trataba de una empresa
privada.
Sin embargo, lo que piden los trabajadores es que en el
nuevo pliego se especifique que la adjudicataria tiene que
establecer sueldos en igualdad de condiciones, y no como
ahora, que los empleados con menos antigüedad cobran menos,
no se pagan los trienios y si un trabajador está de baja
pierde parte del sueldo. Además, también reclaman que se les
reconozca un plus de toxicidad, ya que trabajar ocho horas
cerca del cloro les conlleva enfermedades como la dermatitis
o problemas con la voz.
Los empleados son conscientes de que no pueden pedir lo
mismo que si fueran trabajadores del ICD, pero también
señalan que lo único que quieren es una “estabilidad y
seguridad en su trabajo”. Hasta ahora han tenido muchos
problemas para cobrar en la fecha prevista, a excepción del
último mes, y esperan que esto no se vuelva a repetir. Para
ellos la solución es sencilla, blindar la seguridad de los
trabajadores a través del pliego de condiciones que se está
redactando.
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