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OPINIÓN - MARTES, 18 DE MARZO DE 2014

 

OPINIÓN / EL OASIS

Sin red de protección
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

En esta ciudad hay con frecuencia épocas en las que no se puede escribir sin peligro, ni siquiera callar sin peligro. Épocas, como la actual, en que si uno escribe a favor de la estúpida corriente, lo tienen por tonto o lo tachan de paniaguado; y si escribe en contra de ella, se da de manos con la inquisición. Con lo que ello significa: columpiarse en el trapecio sin la socorrida red de protección.

La red de protección en esta ciudad para quienes escriben en periódicos, desde hace ya muchos años, consiste en no comportarse como un estúpido. Debido a que nuestro alcalde es enemigo declarado de la necedad. De hecho, ha reconocido tener poca paciencia con los estúpidos; que, en su opinión, son todos cuantos lo contradicen.

Nuestro alcalde es uno de esos egoístas sublimes, con una fuerte tendencia moralizadora, que da por sentado que los demás tienen el deber no sólo de adaptarse a sus decisiones sino de aplaudirlas, y cuando esto no ocurre enseguida se muestra ultrajado. Agraviado. Irritado de tal manera que sólo piensa en cómo castigar severamente a quienes se hayan salido del guión establecido por él y sus adláteres.

En la calle, que es donde el periodismo adquiere importancia, hay amigos que suelen recordarme, a cada paso, la aversión que siente el alcalde hacia mí. Lo cual me congratula. Ya que, aunque a mí no me agrada que nadie me odie, mentiría si no dijera que me siento orgulloso de que lo haga Juan Vivas. Porque así puedo presumir de tener un enemigo inteligente. Algo que no todos los considerados estúpidos por parte de nuestro alcalde se pueden permitir. Enemigo inteligente y peligroso. Y me explico.

El arte de la política exige siempre, de un modo o de otro, la necesidad de matar. En la modernidad democrática, esa liquidación del adversario está revestida de civilizado ropaje del ostracismo, la expresión o la condena. Un político alcanza la autoridad cuando ejercita su autoridad destructora. Con el fin de inspirar respeto, o al menos miedo, si es posible.

Nuestro alcalde, por achacársele que solía ahogarse en un vaso de agua, necesitaba dar un golpe de ordeno y mando. Y se le presentó la oportunidad cuando le llevaron la grabación relacionada con lo que acabó siendo el ‘caso Gordillo’. Y el asunto funcionó tan bien que le supuso venirse arriba en todos los sentidos. Y hasta se dijo mirándose al espejo: “¡Cuánta razón llevaban mis amigos al decirme que en esta vida no se puede ir con un lirio en la mano!

Los mejores amigos de Vivas, antes y ahora, son, sin duda alguna, el dirigente de Caballas y el empresario que, siendo concejal, pavimentó el centro de la ciudad y la convirtió en una máquina de hacer rencos. Ambos, cuando el ‘caso Gordillo’, acudieron con celeridad a felicitarlo porque, al fin, ya podía presumir de ser un duro de la política. Un killer político con pedigrí. Y entre abrazos chillados y parabienes, por haberse desprendido de un adversario convertido en mosca cojonera para todos, le propusieron que ya era hora de acometer otra acción que podría incluso proporcionarle más fama de tipo echado para adelante que la obtenida con el tema de PG.

Todo principiaba con acabar con la Asociación Deportiva Ceuta. Y esperar pacientemente las respuestas a semejante tropelía por parte de quien correspondía. Con el único fin de mostrarse como alguien que mandaba mucho. Actitud pueril a todas luces. Que no se corresponde con un alcalde que se precia de ser inteligente.
 

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