El siniestro que se registró en la
tarde de ayer en el Hotel Tryp ha supuesto una prueba de
fuego (y nunca mejor dicho) para calibrar el buen
funcionamiento del Plan de Emergencias que funcionó
satisfactoriamente en cuanto a coordinación. Una situación
de estas características, aparte de la oportunidad de
intervención inmediata y la capacidad de reacción adecuada,
requiere de la suficiente coordinación en cuanto a los
medios que entran en juego para obtener un resultado
satisfactorio, como ha sucedido felizmente en este ocasión.
Recordamos que, hace un tiempo, ya se efectuó un simulacro,
precisamente en este establecimiento hotelero y que, el paso
del tiempo demuestra que sirvió de entrenamiento para
afrontar una realidad como la de ayer.
La actuación del personal del Tryp y del Cuerpo de Extinción
de Incendios, tras el cortocircuito originado en la zona de
lavandería, impidió que los riesgos para los clientes
alojados entrañaran peligro para sus vidas, minimizando con
las actuaciones eficaces de emergencia, una situación
problemática que precisó del desalojo planta a planta de los
ocupantes con la serenidad suficiente en momentos críticos,
sin que hubiera que lamentar daños personales.
El siniestro surgido en una zona especialmente propicia a la
propagación del incendio, requería de la necesaria pericia
como para evitar riesgos para las personas. Las actuaciones,
satisfactoriamente resueltas, demostraron la capacidad
profesional de los intervinientes, la adecuada puesta en
marcha de los protocolos establecidos al efecto, y la
coordinación de medios puestos al servicio del interés
pùblico. Las actuaciones de apoyo de la Policía Local y el
Cuerpo Nacional de Policía en la Gran Vía, fueron un
complemento perfecto.
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