Columnas compuestas por miles de
hombres y mujeres avanzan en estos momentos desde todos los
rincones del Estado con el objetivo de confluir en Madrid el
día 22 de marzo. Reclaman algo tan básico y elemental como
imprescindible para todo ser humano: dignidad. Es la palabra
dignidad la que siempre ha estado detrás de todos los
cambios sociales, de todas las revoluciones, de todos los
procesos que han logrado otorgarnos los derechos que hoy, de
manera brutal y descarnada, nos están robando las élites
económicas.
Quieren arrebatarnos la dignidad. No hay dignidad si se
cierran hospitales y colegios. No hay dignidad si nuestros
mejores licenciados se ven obligados a emigrar y nuestra
juventud tiene cada vez más dificultades para estudiar. No
hay dignidad cuando familias son echadas a la calle por no
poder hacer frente a la hipoteca de un banco usurero. No hay
dignidad cuando uno de cuatro españoles es pobre, ni cuando
la corrupción es una forma de gobierno y la impunidad es la
norma, ni cuando los dos principales partidos políticos
venden nuestra soberanía a través de reformas
constitucionales no consultadas al pueblo. No hay dignidad
cuando no hay democracia y hoy, en España, hablar de
democracia es un chiste de mal gusto.
Un pueblo que camina hacia el subdesarrollo debido a las
medidas de organismos supranacionales creados con el único
propósito de garantizar los privilegios de las élites no es
un pueblo digno. Las medidas de ese Fondo Monetario
Internacional que exige a España y a los demás países del
sur de Europa más sacrificios jamás han surtido el efecto
prometido. Tanto en África como en América Latina, las
consecuencias de dichas políticas fueron devastadoras y sólo
sirvieron para que los ricos se hicieran más ricos a costa
de la pobreza de los pobres. En España, mientras los
salarios bajan y el paro y la pobreza aumentan a una
velocidad de espanto, el número de multimillonarios crece.
El panorama que nos ofrecen es desalentador. Los poderes
económicos buscan nuevos espacios de ganancia y es por eso
que se eliminan derechos y se convierten en privilegios.
Pretenden convertirlo todo en un negocio del que sacar
beneficios. No es una crisis, es una estafa y debemos
gritarlo alto y claro. Debemos gritar que queremos tener
dignidad. Queremos democracia.
Desde el Frente Cívico Somos Mayoría de Ceuta queremos
expresar nuestro apoyo absoluto a las Marchas de la
Dignidad. Nos hubiera gustado disponer de medios para poder
organizar una marcha desde aquí, pero no nos ha sido
posible. Aún así, le pedimos a todo aquel al que no le
suponga un sacrificio excesivo, que secunde la iniciativa y
se desplace, si le es posible, hasta Madrid. En la página
web www.marchasdeladignidad.org podrá encontrar toda la
información que necesite. No podemos observar impasibles la
injusticia. Reclamemos nuestros derechos y seamos un pueblo
digno. Que el 22-M maque un antes y un después.
Frente Cívico Somos Mayoría de Ceuta.
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