Cada martes, salvo fuerza mayor,
dedico cierto tiempo a dar barzones por el centro de la
ciudad y procuro hablar con diferentes personas sobre lo que
esté de actualidad. Así que suelo enterarme de asuntos
varios y muchos de ellos son tan interesantes como para no
perderles la pista.
Hoy, por ejemplo, alguien me ha dado su opinión sobre la
importancia geoestratégica que tiene Ceuta. Cuya política
basada en los factores geográficos debería ser fundamental
para el bienestar de la ciudad.
Quien así me habla, mientras yo le presto toda la atención
posible, tal vez provocado por ese deseo de aprender que
propician los muchos años cumplidos, no tiene el menor
impedimento en referirme que los ceutíes están necesitados
de un alcalde capaz de hacerse oír en los últimos confines.
Mi interlocutor, tras tomarse el respiro conveniente, no
duda en recordarme que lo ocurrido el 6 de febrero debe
valerles a las autoridades ceutíes para propalar que no se
puede ser la frontera Sur de Europa careciendo de medios
suficientes para enfrentarse a la caterva de inmigrantes que
tratan por todos los medios de invadirnos.
Pido la palabra, pues el tema me interesa, para preguntarle
a la persona con la que dialogo, si no le gusta la manera
que tiene nuestro alcalde de manifestarse al respecto, cada
vez que es entrevistado a escala nacional. Y la respuesta
fue la siguiente:
-Nuestro alcalde, que es como tú sueles referirte a Juan
Vivas, lleva ya mucho tiempo dando tumbos. O es que no
te has dado cuenta, todavía, que ha perdido el oremus. Que
anda vagando como un alma en pena. Así que no le hacen caso
en ningún sitio. Carece, además, del tirón necesario, como
autoridad, para defender a ultranza su tierra: una Ceuta
sumamente importante en la actualidad.
Mi respuesta a tan rotunda afirmación, no se hace esperar:
¿tú sabes que lo que estás diciendo, si acaso se entera
nuestro alcalde, que terminará enterándose, te podría costar
un disgusto morrocotudo?
-Claro que lo sé. De la misma manera que sé que cuenta con
medios suficientes para crucificar a quienes no le doren la
píldora. Y, desde luego, sería absurdo no reconocer que
volverá a ganar las elecciones. Ya que la gente no cesa de
decir que prefiere a Vivas, aunque tenga que darle el voto,
tapándose la nariz, antes de que Juan Luis Aróstegui
consiga un diputado más.
-¿Te suena Vox?
Sí; claro que sí. Es el partido donde buscarán refugio todos
los que han decidido dejar de pertenecer al Partido Popular.
Y que cuenta con gente tan relevante como Santiago
Abascal, Ortega Lara, Ignacio Camuñas y qué decir de
Alejo Vidal-Cuadras.
-¿Por qué me has preguntado por Vox, Manolo?
Porque en la ciudad ya hay varias personas, que fueron muy
del PP, dispuestas a sumarse a esas siglas. Y podrían
influir en las urnas.
De pronto, mi interlocutor le dio un giro a la conversación:
“Como sé que tú estimas muchísimo a Emilio Carreira,
he de decirte que la semana pasada lo vi cenando con
Moisés Wahnon, Jorge Martínez y José María
Caminero. Prueba evidente de que su recuperación marcha
viento en popa. Ah, el motivo de la cena fue el de hablar
distendidamente de la obra del Paseo de la Marina”.
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