Escriba más de fútbol, me dicen
cada dos por tres personas de todas las edades, cuando me
dejo ver por la calle. Y a mí, la verdad sea dicha, me
agrada sobremanera que se me dirijan de tal guisa. Pues por
qué razón habría de amargarme semejante dulce.
No obstante, mi respuesta es siempre la misma: piensen
ustedes que también hay muchas personas que me dicen lo
contrario: lo contrario es que no les gusta el fútbol y, por
tanto, se sienten defraudadas el día que no les cuento si
nuestro alcalde ha obrado bien, mal o regular. Y si sus
desvaríos son debidos a que su caletre padece de un ataque
reumático.
Las mismas personas que desean saber si Yolanda Bel
ha metido la pata hasta el corvejón; algo que, de un tiempo
a esta parte, viene ocurriendo frecuentemente. Por más que
ella les diga a sus íntimos que sus errores se deben a que
la ponen de los nervios quienes no cesan de recordarle que
el ‘caso Kibesan’ sigue vivo y coleando. Y suele rematar la
faena con la siguiente revolera: “A mí me están maltratando
los enemigos de Juan Vivas”.
Los lectores que me son fieles, y que les importa un pito el
fútbol, arden en deseos de saber mi parecer acerca de lo que
largue por su boquita, todos los días y fiestas de guardar,
Martin Luther King; que así llamó la portavoz del
Gobierno a Juan Luis Aróstegui en uno de los últimos plenos.
Menos mal que no le sacó cierto parecido a Lawrence de
Arabia. Mientras nuestro alcalde arrugaba el entrecejo,
se atusaba el bigote y ponía cara de malo, malísimo, para
reprender a la portavoz mediante el siguiente aviso:
“Termine usted cuanto antes, consejera”.
Nuestro alcalde estuvo también en un tris de decirle a la
consejera que nunca más se atreviera a comparar a su íntimo
amigo con un negro. Por más que éste fuera esa
extraordinaria figura que todos sabemos que cambió lo que
cambió en su país. Los amigos son los amigos. Y bien que lo
asimiló YB: pues días más tarde nos comunicó que las
denuncias de Aróstegui, en lo tocante a las facturas sin
consignar, se debía a que el dirigente de Caballas estaba
dispuesto a prestarle toda su ayuda al Gobierno.
Declaraciones que evidenciaron cómo la consejera cumple las
órdenes de su admirado Vivas a rajatabla. Y pobre de ella el
día que deje de hacerlo. Me reservo, porque estoy en mi
derecho, lo de anunciarles cuál sería el final político de
la mujer que llegó a la sede de Real 90 vistiendo calcetines
blancos, si osara llevarle la contraria a su ídolo.
Ni imaginad quiero en qué situación iba a quedar la pobre
señora Bel: ejemplos hay para que a ella no se le pase por
la cabeza llevarle la contraria a nuestro alcalde. Y mucho
menos poner en duda cualquier decisión que éste decida tomar
con el marchamo de que hay que llevarla a cabo caiga quien
caiga.
Las personas que gustan de decirme que verían con muy buenos
ojos el que yo opinara más de fútbol en esta contraportada,
han de comprender que hay momentos en los que uno debe
centrarse en algo tan fundamental como es la defensa de lo
poco que posee. De no ser así, no merecería la pena vivir.
Vivir de hinojos. Que es lo peor manera de hacerlo. Y no es
opinando del deporte rey, asiduamente, como se defienden los
derechos que todos tenemos a compartir lo estipulado por
ley. Al menos yo no lo entiendo así. Por más que haya
mensajeros del miedo que se me acerquen a contarme historias
para no dormir. A los mensajeros del miedo les suele oler la
boca a orto sucio. Aunque ellos no perciban el olor.
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