Otro de los puntos a los que aludió el ministro en su
comparecencia fue las polémicas concertinas. Su decisión de
reponerlas en los tramos más sensibles de la valla
melillense provocó en noviembre una lluvia de críticas de
muchos partidos, organismos, instituciones y autoridades. A
todos ellos respondió ayer con los datos que, según dijo,
demuestran “empíricamente” el efecto disuasorio de las
cuchillas para impedir los saltos a la alambrada. En
concreto, informó de que en 2005, el año que Melilla sufrió
la crisis de las vallas, se registraron en esta ciudad
16.500 intentos de intrusión que llevaron al anterior
Gobierno, presidido por Zapatero, a recurrir a las
concertinas. La consecuencia fue que en 2007, los intentos
“bajaron exponencialmente” a 32, cifra que volvió a remontar
hasta los 480 en cuanto el Ejecutivo decidió retirarlas en
la zona alta de la valla.
Solamente quedaron entonces las cuchillas en superficie, en
la base del perímetro fronterizo, hasta que el actual
Gobierno decidió en noviembre del año pasado reforzar la
valla ante la incesante presión migratoria que estaba
sufriendo. En total se colocaron 2,5 kilómetros en las zonas
donde se concentraban el 79% de los intentos de entrada que
se habían producido. Desde entonces no se ha vuelto a dar
“ni un solo intento” en los más de tres meses transcurridos,
obligando a los inmigrantes a utilizar otros puntos de la
valla.
Según explicó Fernández Díaz, hace unos días ya entregó
estos datos a la comisaria europea de Interior, Cecilia
Malmström, que fue una de las personas que criticó la
instalación de la concertina. Y aunque la comisaria
reconoció después que esta medida no violaba la legislación
eurocomunitaria, sí transmitió al ministro español su
convicción de que no iban a ser disuasorias. “Mira comisaria,
las opiniones son libres, pero los datos son los datos”,
dijo Fernández Díaz que le respondió a Malmström, a la que
llegó a sugerir que si tenía otras propuestas alternativas,
las planteara al Gobierno español, que “con mucho gusto lo
vamos a estudiar”. El ministro lamentó que hasta la fecha
nadie le ha dado otras alternativas que sean igual de
disuasorias y eficaces que las cuchillas, e insistió en que
las concertinas son elementos de disuasión “pasivos y no
agresivos” que están presentes también en otros países
europeos.
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