Los carnavaleros ceutíes deben de estar “contentísimos” de
la ausencia del jefe del Ejecutivo ceutí el pasado sábado en
la final de Agrupaciones cuando prefirió estar en el XIV
Congreso del Partido Popular de Andalucía a hacerlo en el
Teatro-Auditorio del Revellín. Ese “alarde” de ceutismo y de
amor a las tradiciones “caballas”, quedó demostrado al
preferir un acto de partido a una tradición arraigada en
Ceuta, pese a que en el último Pleno dijo que siempre
antepone los intereses de Ceuta a los de su partido. Qué
pronto se olvidó de esta confesión que creíamos sincera.
Aunque no debe extrañar, no es la primera vez que actúa así,
ya hace tiempo que desertó del palco del Murube y olvidó su
amor a unos colores.
Volviendo al Carnaval, bien es sabido que los políticos
huyen como el gato del agua fría de las letrillas de
carnaval que los ridiculizan, pero dicen que al mal tiempo,
hay que poner buena cara y asumir las críticas mordaces de
quienes, con humor y carga irónica, despiertan la admiración
del público y nos hacen sonreír con sus mordaces sarcasmos.
Los carnavaleros merecen más atención, respeto y respaldo.
Si ante la coincidencia se prefiere un Congreso político a
la final de Agrupaciones de tu ciudad, la cuestión está bien
clara: desprecio absoluto a la gente del carnaval y, por
extensión, a las propias tradiciones locales. Tanta gente
que trabaja durante todo el año por superarse, edición tras
edición, no se merecen este desplante de Juan Vivas.
Mientras queda público en la calle por la limitadísima
capacidad del aforo, mientras se retransmite por televisión,
nuestro ínclito presidente se encuentra desplazado en otro
escenario que, posiblemente, le interese mucho más a él,
aunque a título muy personal: mantener a buen recaudo sus
contactos políticos y “pasar” olímpicamente de quienes
protagonizan un carnaval en donde podían aludirle, lo que no
debe hacerle ninguna gracia.
Los comportamientos no necesitan de palabras. Hay actitudes
que hablan por sí solas y, en este caso, Juan Vivas, lo ha
demostrado: la final de Agrupaciones del carnaval de Ceuta,
no le ha importado ni un pimiento. Él, a lo suyo: al
Congreso del PP andaluz. Una experiencia que dice mucho de
cuál es su talante en relación a las tradiciones de su
pueblo. A un político, debió pensar, siempre es más rentable
codearse con los dirigentes de su partido a soportar
alusiones grotescas o sarcasmos que les convierten en mofa
de quienes tienen la osadía de convertirlos en objetivo de
sus letrillas.
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